El calor del verano invita a beber un vino más liviano, sin tanto cuerpo, más fresco y aroma a frutal en lo posible. Los blancos son los vinos ideales para mi gusto en los tórridos veranos. Pero los rosados están de moda y es que su consumo aumenta a un ritmo imparable a nivel internacional, lo que ha hecho que las grandes empresas que se dedican al sector vitivinícola empiezan a apostar fuertemente por ese tipo de vino.
De acuerdo con un informe de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), el consumo de vino rosado se ha elevado en un 20% desde 2002 en todo el mundo, siendo en algunos países una subida muy considerable como en Suecia, donde el consumo de vino rosado aumentó un 750% o Reino Unido y Hong Kong donde progresó un 250%. De hecho, en el 2014, fecha del último informe de la OIV sobre consumo de vino rosado, prácticamente uno de cada tres vinos que se bebía en el mundo era rosado. La prestigiosa consultora internacional IWSR (International Wine & Spirit Research), afirma que el consumo del rosa entre 2012 y 2017 han crecido un 7,7%, mientras los blancos y tintos tan sólo conseguirán un incremento de un 4,7% a nivel internacional.
El interés del vino rosado se debe a varios factores entre los que destacan la llegada de una nueva generación de consumidores jóvenes que busca probar nuevas cosas y quiere degustar variedades poco conocidas, así como la influencia extranjera, dado que Francia y EEUU, los mayores consumidores de vino rosado, son los países que marcan las tendencias en todos los ámbitos.En efecto: en los últimos años, más bodegas están presentes en el mercado con propuestas que representan un verdadero salto de calidad.
En esta transición claramente influyeron las mejores prácticas enológicas: si bien todavía queda mucho rosado elaborado a partir de sangría de uvas tintas, también es cierto que en las estanterías de las vinotecas y supermercados se han empezado a observar ejemplares que fueron pensados desde el propio viñedo para ser rosados.
Y esto requiere una búsqueda de estilo diferentes desde el manejo agronómico.
Estos cuidados, y el hecho de que los ejemplares mejor elaborados no sean producto de un descarte sino que hayan sido concebidos desde la finca, necesariamente implica un mayor precio.
También los nuevos ejemplares, especialmente los de alta gama, cada vez están más inspirados en los vinos de Europa buscando frescura, con colores pálidos, tipo piel de cebolla..
Los primeros rosados argentinos no han brillado mucho todavía, pero hay una nueva tendencia que avanza en pos de alumbrar ejemplares mucho más elegantes. Hay buenos rosados de uvas Malbec, Syrah, Merlot y Pinot Noir y bivarietales de estas combinaciones que llaman la atención, y ni hablar de los espumantes que crecen por la preferencia femenina.
La Pinot Gris es una cepa que suele asociarse a los vinos blancos pero que, con una maceración de algunas horas suele entregar vinos color salmón pálido. Los enólogos utilizan para elaborar un vino rosado técnicas similares para hacer un vino blanco, con cosecha temprana y un prensado suave para alcanzar ese color rosa suave que recuerda la piel de cebolla. La temperatura ideal para degustarlo es similar a los blancos, es decir entre los 10 y 14 grados centígrados dependiendo siempre de las preferencias de cada uno.
¿Es el vino rosado una mezcla de vino tinto con vino blanco? El vino rosado es aquel que tiene algo del color típico del vino tinto, pero solo lo suficiente como para darle un color rosa, que puede ir del claro al fuerte casi violeta, según las uvas y las técnicas de producción usadas.Hay varias formas de producir vino rosado, te presentamos algunas de las más usadas:
1- Por contacto con los hollejos: el vino rosado se obtiene mediante lo que se conoce como “maceración parcial”, es decir, un breve contacto (de dos a tres días) entre el mosto y las materias sólidas de la uva (la piel y las pepitas), que son las que contienen el color.
2- Por sangrado: el rosado también puede obtenerse como subproducto de la fermentación del vino tinto, empleando una técnica conocida como sangrado o sangría. Esta técnica consiste en retirar parte del mosto de uvas tintas de la cuba pero no sus hollejos, con la finalidad de obtener por un lado un tinto muy concentrado (el que queda en la cuba con mayor concentración de hollejos) y por otro lado un rosado (saignée) que fermenta separadamente sin hollejos.
Crecimiento en el consumo mundial
De acuerdo con un informe de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), el consumo de vino rosado se ha elevado en un 20 por ciento desde el año 2002 en todo el mundo, siendo en algunos países una subida muy considerable como en Suecia, dónde el consumo de vino rosado aumentó un 750% o Reino Unido y Hong Kong dónde progresó un 250%.
De hecho, en el 2014, fecha del último informe de la OIV sobre consumo de vino rosado, prácticamente uno de cada tres vinos que se bebía en el mundo era rosado.
Los principales países consumidores de vino rosado son en un ranking que lidera Francia, con un 8,7% del total, seguida de EEUU, Alemania, Reino Unido y España.