La reciente preocupación por una alimentación saludable hace que los alimentos que elaboramos tiendan hoy a cuidar, no solo su sabor, sino su compromiso y respeto por el medio ambiente.
Vegano es una palabra de moda en los últimos años. ¿Qué significa vegano? Muchos lo definen como un estilo de vida de respeto a los animales de parte de personas que no comen productos alimenticios de origen animal o que en su elaboración algo haya en su traza proveniente de los animales.
El vino, como alimento, también es objeto de análisis para aquellos consumidores que son vegetarianos, los cuales, suelen beber todo tipo de vino, dependiendo de sus gustos y tendencias, claro está. Ahora bien, cuando son los veganos los que eligen el vino, la cosa cambia, ya que los veganos no consumen nada que sea derivado o producido por un animal.
Los vinos están hechos de uva como única materia prima, por lo que en principio serían de consumo apto para veganos y vegetarianos, señala el sitio español www.clubtorres.com.es.
Pero al final de su elaboración, muchos vinos se clarifican (filtración para que quede límpido) con productos de origen animal, como por ejemplo la clara de huevo, la ictiocola (cola de pescado), o la caseína.
También se utiliza la bentonita que es de origen mineral (entre otros productos minerales), pero los veganos más estrictos prefieren que se utilicen proteínas vegetales extraídas del trigo, las algas marinas o los porotos, entre otras opciones.
El mercado vegano y vegetariano no está excluido completamente del disfrute del vino, pues existen clarificantes minerales que son muy eficaces: La bentonita, carbón activado, sicilia gel y PVPP son alternativas orgánicas muy respetables que hacen muy bien su trabajo, es decir, forzar el proceso de aclarado.
Las corrientes vegetariana y vegana han llegado al mundo de los vinos y son ya muchas las bodegas que se suman a ellas produciendo vinos aptos para el consumo de este creciente grupo de clientes.
En un muy buen artículo publicado en The Luxonomist, el somellier Javier Campos Gonzáles señala que “aunque el tipo de vitivinicultura no se ponga en tela de juicio, los veganos suelen elegir vinos que además son de los clasificados como ecológicos o naturales por el tema de los sulfitos (añadidos o endógenos) entre otros motivos.
Según fuentes de los colectivos vegetarianos, cerca de un 3% de la población de España es vegetariana, del cual, el 30% o 40% son veganos estrictos, no consumen nada de origen animal, no aprueban la explotación y el maltrato de los animales, así como el uso de prendas de ropa o de objetos y productos cotidianos con procedencia animal.
En algunos países como EEUU e Inglaterra, existen vinos etiquetados como apto para veganos. Sin embargo, la mejor opción es consumir vinos orgánicos, ya que casi siempre no contienen clarificantes de origen animal.
Ahora que hacer vinos ’naturales’ parece que se ha puesto de moda, cuando lo cierto es que se hace desde hace mucho pero sin ruido, algunos vitivinicultores han sustituido los clarificantes de origen animal por otros de origen mineral o vegetal para llegar a este colectivo de consumidores veganos, eso sí, sin mencionar el trabajo de la tierra con un animal en lugar de con un tractor, porque lo que para uno es ecológico y volver a los orígenes, para otro es sinónimo de explotación. En fin, ni a favor, ni en contra. Pero como siempre, equilibrio y respeto.