A pesar de que el derrame de solución de cianuro puso en alerta máxima a pobladores jachalleros e iglesianos, los trabajadores de Veladero, el lugar que fue el epicentro del incidente, se mostraron despreocupados, siguieron su rutina habitual y algunos incluso descreían que el químico hubiera llegado al río. Aquellos que se lo tomaron con suma calma aseguraron que cuando se enteraron, sabían que se trataba de una solución (compuesta por más agua que el químico), y que se iba a degradar al tomar contacto con el agua, el aire y los rayos solares. Es más, muchos de ellos tuvieron que tranquilizar a sus familiares, vía telefónica, al remarcarles que se encontraban bien y que no había sucedido ningún hecho trágico.
En el campamento de Veladero, en vez de observarse rostros tensos ante un hecho grave, sólo se respiraba tranquilidad. Así, en la sala de recreación, los obreros jugaban al ping pong, a las cartas, veían televisión y pasaban el rato disfrutando de videojuegos. Algunos charlaban con sus familiares por teléfono pero sobre temas ajenos al yacimiento. Durante el almuerzo y la cena, a los grupos de compañeros se les escuchó hablar de fútbol, de cuestiones de trabajo y cosas cotidianas. Luego de cargar sus bolsos y equipos, cada uno salía para encarar sus tareas.
Eso así, a la hora de hablar con los periodistas preferían el anonimato. Uno de los operarios del área de trituración de rocas resaltó que lo que en realidad les causó cierta preocupación era el hecho de que la mina cerrara, pensando en el bienestar de su familia. Un colega de él agregó que les molestó que por las redes sociales circulara la versión de que hasta había muertos, cuando todo estuvo muy lejos de la realidad, destacaban.
Inclusive les causaba gracia el comentario de que por el derrame en los ríos habían muerto guanacos por beber el agua. De hecho, en el recorrido que hizo la comitiva judicial se hallaron unos 8 de esos animales sin vida. Pero el médico veterinario de Jáchal, Mauro Pedernera, que participó de la inspección ocular, dijo que a priori, fallecieron por causas naturales, producto de las bajas temperaturas registradas hace unas 2 semanas, mucho antes del incidente. Además, el profesional destacó que se encontraron fuera de la zona de influencia de los ríos.
Con respecto a la solución cianurada, los obreros consultados destacaban que no iba a tener efecto por su degradación con el ambiente. En ese punto coincidió el ingeniero en Minas, Daniel Cerdera, experto en plantas mineras, quien integró el equipo de peritos que acompañó al juez Pablo Oritja. Adelantó que por la información que estuvo chequeando, “fue una cantidad y un nivel de concentración muy bajo, que se degradó y evaporó por el agua, los rayos solares y el aire”.
Entre los trabajadores también hubo un grupo que, a pesar de las noticias y la información oficial, descreían que el químico hubiera llegado a los cauces de agua, debido a los mecanismos de contingencia. Los menos, revisaban en internet los diarios digitales para seguir las instancias de la causa. Algunos se mostraban sorprendidos ante las noticias que revelaban el derrame de la solución de cianuro.
Durante la inspección ocular que hizo la Justicia, estuvo presente el jefe técnico de Barrick, Steven Haggarty, quien acompañó en todo momento a la comitiva y estuvo atento y colaborando en cada uno de los pasos.
Hasta que se cumplan los 5 días de la medida cautelar que frenó el proceso de cianuración, los empleados del yacimiento siguen trabajando en otras etapas como la fase de extracción de minerales y en la trituración, dijeron desde la empresa.

