Ellos esperan que los días en los que debieron organizarse, cortar calles y exigir a las autoridades la posibilidad de conservar su trabajo queden atrás. Aunque tienen fe, esperan con cautela que pase el tiempo para ver si la planta se reactiva y vuelve a trabajar con su capacidad máxima. De todos modos, los 466 empleados de la ex Delphi respiraron profundamente hoy, tras la ceremonia de reapertura de la planta. Algunos de ellos contaron cómo vivieron los días de incertidumbre y qué esperan para el futuro.

“La esperanza es lo último que se piede”

Teresa González lleva 23 años trabajando en la planta de mazos de cable y aún le quedan 5 para jubilarse. La mujer contó que está feliz de volver a trabajar después de haber vivido la experiencia de pasar meses entrando a la fábrica y esperando qué pasen las horas sin saber qué hacer.

“La planta estaba parada, pero no falté ni un día. Caminábamos alrededor de la los galpones. Charlábamos. Fue duro. Aquí hemos llegado a pasar 8 horas trabajando sin parar y nos sentíamos orgullosos de eso”, confesó la mujer al referirse a la situación que vivieron desde el 23 de diciembre del año pasado hasta hace unas semanas.

Pero aseguró que “la esperanza es lo último que se pierda. Ahora tenemos buenas expectativas. Yo creo que lo que está pasando es bueno y espero que todo se reactive”.

“Necesitamos que llegue la materia prima”

“Estábamos enfermas de los nervios cuando entrábamos y no había nada para hacer”, contó Elena Arredondo, quien lleva 23 años produciendo los mazos de cable.

Ella recordó que “nosotros estábamos acostumbrados a sacar mucha producción. Hemos criado a nuestros hijos aquí. Me acuerdo cuando nos dejaban traerlos para que vieran de cerca nuestro trabajo. Ahora, somos abuelas y nos pasa esto. Pero dicen que esto va a mejorar”.

A la vez aseguró que “necesitamos que llegue la materia prima. Estos días hemos estado viniendo, trabajamos dos horas y se para todo por la falta de material. Ahora nos dicen que desde mayo vamos a trabajar todo el día. Esperamos que todo vuelva a ser como antes”, pidió.

“Estamos contentos, pero somos precavidos”

Pedro Tobares ya escuchó varias veces que les aseguran la continuidad a todos los empleados. Sin embargo, el hombre que lleva 20 años trabajando en la fábrica, toma sus recaudos. “Nos dicen que va a mejorar todo, pero hay que ver qué pasa. Estamos contentos, pero somos precavidos”, aseguró el hombre.

Por otra parte, comentó que “lo que pasa es que da miedo. Todavía no llega la cantidad de material que necesitamos. De todos modos, creo que ya pasó lo peor. Habrá que esperar. Lo que queremos es estar seguros de que vamos a seguir teniendo trabajo”.

A su vez, el trabajador mostró su descontento con el sindicato que los nuclea. “Confiamos en las nuevas autoridades. Pero con la gente del sindicato no queremos saber nada. Nosotros tuvimos que organizarnos y ponernos al frente de esto para salir adelante. Ellos ni aparecieron”, afirmó.

“Detrás de un empleado hay una familia completa”

“Todo ha sido muy difícil. Pero ahora que podemos ver al nuevo presidente aquí tenemos más seguridad”, comentó Jorge Vila. Y agregó que “el tema no se podía postergar más. Hay que tener en cuenta de que detrás de un empleado hay una familia completa y necesitamos tener la posibilidad de planificar a largo plazo”.

Jorge lleva 22 años en la planta y aún le quedan 5 para jubilarse. Contó que en un momento pensó que lo iban a terminar echando y eso lo asustó. “Antes de trabajar acá yo trabaja en la fábrica de aviones Chincul y fue duro cuando cerró. Un año después entré a acá y ya no tengo tiempo de empezar de nuevo”, relató.

Mientras que, pensando en el futuro, el hombre aseguró que lo que esperen es que la situación mejore con el tiempo hasta que quede consolidada nuevamente.