La actividad económica creció en julio 0,6% respecto de igual mes de 2018; y 1,2% en comparación con junio, en ese caso en valores corregidos por estacionalidad, informó el Indec.

En otro escenario, esos datos oficiales podrían haber generado optimismo, si no se supiera que en agosto esta pequeña reactivación quedó frustrada, tras el resultado de las PASO, porque el mal humor de los inversores disparó un nuevo salto cambiario, con aceleración de la inflación que hizo deprimir el consumo y las expectativas de los empresarios para el resto del año.

De ahí que los datos del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del séptimo mes del año pasaron a ser una anécdota, y ya ninguna de las consultoras de la City espera un tercer y cuarto trimestre con signo positivo, habida cuenta del severo receso que mantienen la industria, la construcción y el comercio.

Los últimos datos informados por el organismo estadístico mostraron una economía que cayó 0,4% en junio respecto de mayo y una variación nula frente al mismo mes del año pasado. Las cifras del quinto mes habían sido incluso más auspiciosas, ya que habían mostrado una suba interanual de 2,6% y de 0,4% respecto de abril. Ese mes tuvo el claro efecto de la cosecha gruesa, que también se había percibido en abril, con una suba de 0,8% en la medición desestacionalizada.

La economía había entrado, aunque con sus altibajos, en una senda positiva, que terminaría de concretarse entre el tercer y cuarto trimestre del año. Con la fuerte devaluación de agosto, el proceso se vio interrumpido, y lo que parecía sería el inicio de una nueva fase expansiva se convirtió en una profundización de la recesión.

Sobre 15 grandes de actividad en la economía en su conjunto, tanto del sector real, como financiero; público y privado, el Indec registró en julio 4 sectores con aumentos muy heterogénos, entre los que sobresalió el agro con un salto de 20,1%, sustentado en una excepcional cosecha; 4 que virtualmente repitieron los niveles del año anterior y 7 con moderadas bajas, excepto el sector financiero que se derrumbó 13,9 por ciento.

Entre las ramas industriales sobresale el muy bajo ritmo que mantiene la fabricación de automotores, al sumarse al debilitado mercado interno la baja demanda que mantienen los pedidos de Brasil, principal destino de las exportaciones de ese rubro.

 

Interrupción de un mini ciclo alcista

 

Hasta antes de las PASO se prevía que los datos del EMAE de julio iban a resultar alentadores debido a que la industria y la construcción mostraron cifras en alza ese mes respecto del período anterior, principalmente por efecto de la muy baja base de comparación. Mientras que la actividad manufacturera trepó 3% respecto de junio, la construcción subió 3,3%. En la medición interanual, ambos rubros mostraron caídas, aunque mucho menores que las que venían registrando en los meses previos.

 Sobre 15 grandes de actividad en la economía en su conjunto, tanto del sector real, como financiero; público y privado, el Indec registró en julio 4 sectores con aumentos muy heterogénos, entre los que sobresalió el agro con un salto de 20,1%, sustentado en una excepcional cosecha; 4 que virtualmente repitieron los niveles del año anterior y 7 con moderadas bajas, excepto el sector financiero que se derrumbó 13,9 por ciento

Pero los datos de actividad manufacturera que ya dieron a conocer algunas consultoras privadas anticiparon una nueva profundización de la caída interanual. Según el Índice de Producción Industrial (IPI) de FIEL, la industria se derrumbó 3% en agosto.

Mientras que del lado del sector agropecuario ya se habría diluido la reactivación por la concurrencia de la comparación de la actividad con niveles “normales” y la sequía que afecta al desarrollo de los granos finos, como el caso del trigo.