Las veranadas, una actividad ancestral que consiste en que crianceros de la Región de Coquimbo, en Chile, traen sus animales, en su mayor parte caprinos, a pastar en los altos valles calingastinos, mueve casi 98 millones de pesos por temporada, que comienza en diciembre. Pero ahora en el Gobierno sanjuanino deben decidir si se lleva adelante o no la tarea el próximo verano. Es porque frente a la sequía, que amaga con profundizarse en la provincia en los próximos 10 años, un comité de expertos de distintas especialidades aconsejó suspenderlas para preservar las zonas donde se puede almacenar agua subterránea.
Para llegar al monto del movimiento económico de la actividad hay que tener en cuenta que por cabeza de ganado mayor, que pueden ser equinos, mulares o asnos, se pagan 25 dólares. Mientras que por el ganado caprino el monto es de 4 dólares por cabeza. Como por año se autorizan 50.000 cabezas de ganado mayor y hasta 1.400 cabezas de ganado caprino, suman poco más de 1,2 millones de dólares por temporada. A la cotización oficial de ayer la suma llega a casi 97,6 millones de pesos. No está permitido el ingreso de ganado ovino y bovino.
Los crianceros de la Región de Coquimbo cruzan todos los veranos a territorio argentino para que sus animales pasten en los valles calingastinos porque en su zona de origen cesa la productividad de las praderas naturales. Todo bajo el estricto control del Servicio Nacional de Sanidad Animal (Senasa).
En las negociaciones participan todos los años integrantes del Comité de Integración Paso Agua Negra, con la presencia de representantes de las cancillerías de ambos países, además del Ministerio de Gobierno de San Juan y funcionarios de la Región de Coquimbo. Pero este año las conversaciones tendrán el peso de la sugerencia de los expertos por el problema de la sequía.
Las fechas de ingreso de la última veranada fueron desde el 15 de diciembre de 2019 hasta el 15 de enero de 2020, y para el egreso se fijó como fecha tope el 15 de marzo de este año.
El financiamiento de la Tasa de Veranadas, como se le llama, proviene de un fondo de emergencia previsto por el Gobierno de la Región de Coquimbo. Es porque los crianceros pertenecen al sector más humilde y vulnerable de la agricultura familiar campesina de dicha región, también afectados por la sequía que impacta a las comunas de la zona.