Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la economía argentina seguirá en recesión este año y se incrementará el nivel de desempleo, en contraste con una región que prevé que crezca 2% y que mantenga el desempleo en un 8 por ciento.

 

Y aunque valora los incentivos impositivos y acuerdos sectoriales para bajar la informalidad laboral, recuerda que el trabajo precario supera el 47 por ciento. Un informe sobre las Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo indica que el crecimiento de la economía de América Latina este año estará impulsado por Brasil (2,4%) y que se extenderá hasta 2,6% en 2020.

 

"Argentina, Nicaragua y La República Bolivariana de Venezuela se espera que permanezcan en recesión a lo largo de 2019", agrega el informe.

 

La OIT estima que el fuerte repunte del crecimiento económico de la región impactará en forma positiva en la creación de empleo, "aunque no en una escala masiva". En consecuencia, el número de personas empleadas debería aumentar lentamente, en torno al 1,4% anual hasta 2020, por lo que pronostica que la tasa de desempleo regional caerá gradualmente del 8% en 2018 al 7,8% en 2020.

 

"Se proyecta que la tasa de desempleo continúe una tendencia a la baja en Brasil, que alcanzó el 12,2% en 2019, pero se espera que aumente, aunque sea ligeramente, en Argentina, Chile, Ecuador y Perú", explica.

 

El informe recuerda que una gran parte de la población empleada en la región continúa en trabajos de baja calidad. Respecto de la Argentina, valora los incentivos impositivos para facilitar la transición a la formalidad y la introducción de acuerdos sectoriales para formalizar el empleo rural y mejorar el acceso a la protección social. Sin embargo, recuerda que el 47,2% de la población empleada permanece en la informalidad en Argentina, a la que incluye en el grupo de países de ingresos medios y medio-altos y por debajo del promedio de 53% de la región.

 

"Tener un empleo asalariado y asalariado no es en sí mismo una garantía de buenas condiciones de trabajo", agrega el informe, porque cuenta que los contratos a plazo fijo representan entre el 20 y el 30% de todos los empleos asalariados en varios países, incluidos Chile, Colombia, Ecuador y Perú.

 

Además, argumenta que los trabajadores asalariados y asalariados representan cerca del 45% de todo el empleo informal en América Latina y el Caribe, en comparación con un promedio global del 36,2 por ciento.

 

Respecto de Argentina, valora los incentivos impositivos para facilitar la transición a la formalidad y la introducción de acuerdos sectoriales para formalizar el empleo rural y mejorar el acceso a la protección social.

 

"Como resultado, la incidencia de la informalidad en América latina y el Caribe permanece en una de las más altas globalmente", a pesar de que recuerda que en la década pasada casi todos los países registraron caídas en la informalidad debido a una combinación de políticas.

 

En general, los trabajadores asalariados y asalariados representaron el 63% del empleo total en 2018, contando a los trabajadores familiares contribuyentes y por cuenta propia, respectivamente, de 28,3 y 4,3 por ciento.

 

Para el mundo

A nivel global, la OIT entiende que el panorama es "incierto", pero que la tasa de desempleo se mantendría en un 5 por ciento.

 

"Los riesgos macroeconómicos han aumentado y ya tienen un impacto negativo en el mercado de trabajo de diversos países. En general, en 2019 y 2020 la tasa de desempleo mundial debería mantenerse aproximadamente al mismo nivel", dice, tras prever que "el crecimiento de la población activa hará aumentar el número de personas desempleadas en 1 millón al año, hasta situarlo en 174 millones en 2020".

 

En este contexto, el informe hace hincapié en la persistencia de importantes déficits de trabajo decente entre los 3300 millones de personas empleadas.

 

También subraya que el año pasado 360 millones de personas fueron trabajadores familiares auxiliares y otros 1.100 millones trabajaron por cuenta propia, a menudo en actividades de subsistencia realizadas debido a la falta de oportunidades de empleo en el sector formal y/o a la ausencia de un sistema de protección social.

 

Sobre la brecha de género, indica que la tasa de participación laboral femenina fue del 48% en 2018, por debajo del 75% de la masculina. "Vale decir que, en 2018, alrededor de tres de cada cinco de los 3500 millones de integrantes de la fuerza de trabajo mundial eran varones", dice.

OIT