No son tiempos de buenas noticias para la vitivinicultura argentina. La lectura de variables habla de la crisis imperante, con bajos precios para los eslabones productivos, precios insuficientes para los comerciales y ventas que durante 2014 tuvieron q esforzarse más de lo habitual. Sin embargo, al comparar situaciones, ningún producto está pasando una peor racha que el mosto.
Un informe del Observatorio Vitivinícola Argentino revela que durante la última campaña (2014/15), el precio del vino sufrió vaivenes, pero visto en su extensión, las caídas compensaron las subidas, y en promedio el resultado fue la estabilidad de precios. Es decir, agregando el efecto de la inflación, estos precios cayeron en términos reales por una magnitud similar a la de la inflación del periodo. Pero si observamos la evolución del precio del mosto sulfitado, el cual históricamente acompaña el sendero del precio del vino, podemos ver que cae de manera acentuada: el promedio en precios nominales de esta caída es apenas 3%, pero si comparamos el precio de marzo del 2014 con el de 2015, cayó 34%. Y a esto queda agregarle el impacto de la inflación, tras lo cual tenemos durante esta cosecha precios del mosto sulfitado, en términos reales, que superan el 65% de caída. En cuanto a los volúmenes, en 2014 se elaboraron 4,5 millones de hectolitros de mostos, valor sensiblemente inferior a los 6,5 millones de 2013, y la cosecha 2015 parece que cerrará en los 4 millones de hectolitros. Entonces, si no hay un aumento de la oferta, la restricción en los precios está en la demanda.
El mosto sulfitado es un producto intermedio, es decir que su consumo es industrial. Las plantas concentradoras de Jugo Concentrado de Uva compran este material y lo transforman. La relación es lineal: las plantas concentradoras demandan sulfitado en la medida en que su producto es demandado. Los datos del Observatorio Vitivinícola Argentino señalan que las exportaciones de JCU en 2014 cayeron un 7% con respecto a 2013 y que el precio promedio que obtuvieron fue un 25% menor. Tenemos entonces menores precios y menor volumen. Los principales compradores del JCU argentino son grandes empresas de bebidas no alcohólicas, que lo usan para jugos. Llegamos ahora al consumidor final de jugos de frutas: el principal es América de Norte (en particular EEUU), seguido por Asia-Pacífico, Europa Occidental y otros. Estados Unidos es también el principal importador de jugos concentrados, este país en la última década acentuó su dependencia de los jugos importados, a medida que sus producciones locales de frutas se han estancado. El jugo de naranja es, históricamente, el más consumido en todo el mundo, sin embargo, factores de oferta y demanda han arrastrado hacia abajo los volúmenes totales consumidos de jugos. Entre los principales factores está la reducción de la oferta y aumento de precios de la materia prima, también que el desayuno perdió su valor social y por último, la mayor conciencia sobre el consumo de azúcar. Si bien el enorme consumo de jugos de naranja y su descenso definían una caída en el consumo total. Reportes internos del organismo señalan que la caída en 2014 de la categoría total fue de 3% con respecto a 2013. La situación del consumo de jugos de frutas en Europa aparece un poco más alentadora, ya que cae, pero cada vez en menor medida y se espera que el volumen se estabilice en el corto plazo. Revisando la situación de toda la cadena productiva desde el mosto sulfitado hasta el consumo final de jugos de frutas, las perspectivas no son muy alentadoras. La crisis imperante en el sector vitivinícola se refleja en bajos precios para todos los productos, pero es el mosto sulfitado el más afectado. Dado que la competencia se intensifica por una torta cada vez menor.
