El desamparo absoluto la obligó hace 5 años a Claudia Cano (38) a emprender un negocio, el que fuere, pero debía salir adelante ella y su pequeño hijo. No tenía dónde vivir, casi nada para comer y mucho menos trabajo. “Tiró” curriculum por todos los lugares posibles y no tuvo suerte. Pero en medio de la desesperación apeló a explotar lo que sabía hacer: fuentes de agua. Ese fue el puntapié para encarar su propio negocio: “Arte-sano”.
En la actualidad vive de esta actividad y a pesar que todavía busca tener un lugar fijo para vivir, no baja los brazos y se perfecciona día a día. DIARIO de CUYO conoció este caso tras varios llamados recibidos a esta redacción que destacaron la calidad y empeño que Claudia le pone a su trabajo cuando expone cada domingo en la feria de la plaza del Médano de Oro.
“Me separé, me quedé sin casa o en realidad se quedó con mi casa y yo sola con un niño de 3 años. Pasé muchas cosas feas hasta que pude salir adelante. Sigo viviendo al día, no me sobra nada, pero esto me permite trabajar dignamente y darle las herramientas a mi hijo (Joel) para que sea feliz’’, contó emocionada. Claudia trabaja las fuentes en cemento y un material hidrófugo porque, según cuenta, de otra manera con el paso del tiempo se deterioran y el agua termina filtrando. Cada fuente cuesta entre los 275 y 1.000 pesos, y las hace a pedido. En verano llega a vender unas 20 por mes, pero en el resto del año esa producción se acota mucho más. Buena parte de lo que aprendió lo leyó, lo tomó de algún curso o su papá se lo enseñó. “Nunca pude participar de ferias afuera de la provincia. Mucha gente me dice que es bueno lo que hago y que debería hacerme conocer”, se quejó.