Rondan los vaticinios de los que suponen escenarios catastróficos -presagian pérdidas cercanas al 40% en el global- y los que intentan achicar la merma a daños ínfimos para bajar las expectativas alcistas en los precios.

El viernes, el INV anunciará el segundo pronóstico de cosecha -el primero se conoció el 23 de diciembre del año pasado-, ajustado y definitivo, con radiografía de la realidad chequeada en las cepas y que desnudará cuán impiadoso fue el clima con algunas zonas productivas de San Juan y Mendoza.

Cierto es que las altas temperaturas de enero y febrero, las fuertes tormentas de viento y granizo en época estival, la alta concentración de humedad y una problemática hídrica importante en varias zonas productivas del Oeste vitivinícola -justo en la etapa de la evolución vegetativa de la planta- podrían aproximar la merma promedio al 10% anunciada por el INV para todo el país -23% de caída en San Juan y 5% menos en Mendoza- pero de todas maneras, los que saben leer las hileras admiten que no estamos en un contexto de desastre para la industria, como algunos insinúan.

Mientras, los precios del blanco escurrido ‘viejo‘ continuaron su consolidación en los mercados del vino, insinuando una perspectiva de mejora para el precio de las uvas, que comenzarán a moler los lagares. Esta oxigenación responde a las expectativas de menos uvas mosteras -cuanto menos lo dirá el viernes el pronóstico- mercados internacionales muy tonificados para el concentrado, panorama al que se suma que los grandes operadores trasladistas, están secando el mercado del escurrido y presionan los precios al alza (están apurados por estoquearse, según deducen algunos observadores).

MENDOZA VA POR EL MOSTO

Todo parece indicar que Mendoza va a jugar fuerte cumplir a ‘raja tabla‘ con el porcentaje del 30% que se debe destinar de uva a mosto, y que fuera firmado por las principales provincias vitivinícolas del país en el Acuerdo de Mendoza. Desde los pasillos vitivinícolas trascendió que en las reuniones técnicas entre las distintas cámaras del sector y los gobiernos, Mendoza va a ‘endurecer‘ las medidas para intentar producir la mayor cantidad de mosto.

De todas maneras, un importante dirigente vitivinícola aseguró que ‘si bien en Mendoza vamos a poner normas más rígidas para cumplir con lo acordado entre las provincias productoras, no vamos a poner todos los huevos en una misma canasta y continuaremos incentivando las exportaciones de vinos fraccionados y a granel, porque para eso la provincia se ha planteado una reconversión fenomenal‘, advirtió.

El otro dato clave que ayuda a tal decisión y que se anunció el último fin de semana, es que se va a bajar el índice de incentivo de las compensaciones por exportaciones -previstas en el Acuerdo-. Antes, por cada litro de vino exportado equivalía a 1,5 litro de mosto. Ahora ese índice se bajo a 1,2 litros para el caso de exportaciones de vinos embotellados y la relación es de 1 a 1 (un litro de vino exportado, equivale a un litro de mosto) para el caso de las exportaciones de graneles. Para que no haya ninguna duda, cuando una bodega que no tiene condiciones aptas para hacer mosto por sus características y lo hacen en otras, se le establece una condición que la operación debe estar documentado en los CIUC del INV o a través de instrumentos comerciales.