Un grupo de economistas empresarios y productores discutieron en DIARIO DE CUYO sobre el modelo de país que le conviene a la provincia. La falta de una política de estado en comercio exterior, el déficit fiscal, el gradualismo y la responsabilidad de los políticos, en una enriquecedora charla.

 

 

A medida que el Gobierno nacional viene impulsando la apertura de las importaciones, porque considera que el “vivir con lo nuestro” de la gestión anterior fue un fracaso que impidió el crecimiento del país, y que el libre mercado ayuda a disciplinar los precios; en San Juan al menos tres sectores de esta economía regional -el de los vinos, los tomates y los aceites- claman por medidas que las protejan del creciente ingreso de la competencia exterior porque están sufriendo pérdidas y se verán muy afectadas. Los industriales admiten que también lo padece el sector textil y calzado. En este contexto, DIARIO DE CUYO reunió a especialistas de distintas áreas para debatir qué modelo le conviene a la provincia, si el proteccionismo o un mercado libre. Durante la charla, algunos se mostraron más propensos a una u otra medida, pero al final llegaron a la conclusión de que, debido a las características de esta región, conviene buscar un equilibrio entre un extremo y otro. Es decir, abrir la economía al mundo y que ingresen importaciones para evitar el desabastecimiento especialmente tecnológico y de maquinarias que sufrió la industria y la minería; pero al mismo tiempo buscar una nivelación para salvaguardar aquellos sectores más sensibles. En este sentido varios pusieron como ejemplo lo que está haciendo Trump en Estados Unidos para frenar la invasión de productos importados. Y opinaron que lo que tienen que discutir los cuerpos técnicos es en qué grado y en qué variables puede intervenir el mercado. Durante el encuentro, que duró hora y media; participaron los economistas Eduardo Coria Lahoz y Américo Clavel, el presidente de la Unión Industrial, Hugo Goranzky; el productor y representante de CAME, Juan José Ramos; y el consultor experto en administración de negocios, Carlos Pujador. En el encuentro repasaron la responsabilidad de la clase política argentina a la que le cuestionaron la pendularidad -el pasar de un proteccionismo a un librecambismo, sin escalas; según el gobierno de turno- que termina afectando duramente a economías regionales como la de San Juan que tienen cultivos plurianuales, con grandes inversiones, mano de obra intensiva y requerimientos de energía muy cara para el riego. En cambio, la Pampa húmeda es mucho más flexible a estos cambios abruptos, porque tiene un cultivo anual o bianual, escasa mano de obra y agua que “cae del cielo”. En la charla también se culpó a ese fenómeno pendular de la desaparición del negocio de la uva de mesa, una producción con ventajas competitivas extraordinarias en San Juan.

 

También se habló sobre el riesgo que se asoma actualmente sobre los tomates, un sector que ha logrado producciones superiores a California que era la zona ícono; y que sin embargo, tiene dificultades causadas por los enlatados importados que están inundando las góndolas. En ese sentido, Pujador deslizó que Argentina carece de una política de Estado en términos de comercio exterior, un factor que no se puede dar el lujo de permitir en un mundo globalizado y competitivo como el actual. Agregó que el gradualismo del Gobierno termina siendo dañino y que encima, la exportación depende del dólar, que es una válvula de escape para paliar el déficit fiscal de los gobiernos. Goranzky coincidió, y como ejemplo destacó que en San Juan la minería y el túnel a Chile fueron política de Estado y así sobrevivieron a todos los gobiernos y existen.

 

Para Coria Lahoz, la madre de todos los males es el déficit fiscal, y consideró que hasta no corregir ese problema el Gobierno no podrá avanzar sobre ningún tema, punto que cosechó adhesión en la mesa. Clavel aseguró que el modelo implementado por Macri tiene falencias en la formulación técnica y usa una teoría “”vieja” e “”injusta” para el sector popular, y abogó por desarrollar una política industrial de base agrícola y minera. Por su parte, Ramos criticó que las importaciones son favorecidas por el atraso cambiario y se quejó de que las medidas sancionadas para Pymes se extendieron a las grandes empresas diluyendo los beneficios logrados. También identificaron problemas transversales -como altos costos laborales, energéticos, logísticos e impositivos, inflación-, para lo cual el referente de la UISJ insistió con implementar un plan de compensaciones similar al Belgrano de las provincias del Norte.

 

Un corto pero interesante chisporroteo se armó cuando Clavel preguntó a la mesa si la clase política está al nivel de solucionar la actual problemática del país. Las descalificaciones se dispararon: dijeron que la formación del político argentino dista mucho de la clase política estadounidense, chilena o peruana; que no logran entender los problemas del país; que de tan grande, con un nivel tan alto de producción y potencial, permite que cualquier gobierno se dé el lujo de dilapidar sus riquezas. Incluso se dijo que Argentina tiene ventajas comparativas y competitivas, pero que la única ventaja de la que carecía esa a nivel de políticos. Otros intentaron suavizar el rumbo de la conversación señalando que el problema no había que enfocarlo en las personas sino en las políticas implementadas, y no faltó quien apuntó a que hace falta ser más optimista e insistir en lograr el diálogo entre oficialismo y oposición.

 

 

Los participantes

 

“AMÉRICO CLAVEL-Economista

 

 

 No existen países que estén totalmente regulados o países que actúen exclusivamente con mercados libres sino países parcialmente regulados o países parcialmente desregulados. Las intervenciones del Estado en la economía son necesarias y como ejemplo de ello, es dable destacar las acciones de Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Canadá, China, Japón y en general todos los países del denominado G8.

 

San Juan se ha beneficiado en el pasado con políticas económicas que incentivan la inversión, el empleo, la producción y la generación de riqueza de sus sectores productivos fundamentales que son: la minería industrial, la agroindustria, el agro (no comodities) y la industria en general.

 

Los países o provincias primarizados, si no terminan un proceso industrial no pueden avanzar y ser competitivas. Creo en la promoción de actividades industriales, la generación de valor agregado y una sociedad con mayor nivel de ingreso. Debemos de tratar de llegar a una industrialización, y respecto al modelo que le conviene al país y a la provincia, sostengo que no podemos estar aislados del mundo, pero podemos hablar de grados de apertura, a lo Trump, es decir, aumentar las exportaciones y disminuir las importaciones”.

 

JUAN JOSÉ RAMOS – Pte. Asociación Viñatera

 

 

 No estoy pidiendo algo diferente a lo que hace EEUU, hoy todos los países se han cerrado y defienden su industria nacional. En estas condiciones desfavorables, con dólar atrasado, con energía y combustibles de los más caros del mundo y con un Estado ausente no podemos exportar, no porque no seamos competitivos, lo somos, de la tranquera para adentro. Necesitamos que la Nación modifique su política porque tenemos que aumentar la producción de bienes y servicios ya que el Estado es difícil que se achique. Y hoy, vamos en sentido contrario. En el mercado interior el comercio está concentrado como en la industria vitivinícola y si el Estado no participa los más débiles dependen de la decisión de unas pocas empresas. Por eso vemos la diferencia de precio entre lo que vendemos y lo que paga el consumidor. Con un estado ausente el productor está trabajando a pérdida, sin control en la cadena de valor para que el productor reciba un precio justo y el consumidor pague lo justo. Y que además haya un valor justo con la energía, que hoy tiene un valor imposible de mover una actividad económica, es imposible que lleguen inversiones a San Juan. Además, hay miles de millones fuera del país, estamos pidiendo que vengan inversiones y tenemos la plata afuera.

 

EDUARDO CORIA LAHOZ – Economista

 

 

Cerrar la economía es volver a la época de las cavernas. Lo de la gestión anterior dio resultados bastante pobres. Con respecto de la industria por ejemplo, estaban desabastecidos de tecnología, y la poca tecnología que entraba no tenia repuestos, un caso concreto fue la minería. Máquinas de 30, 40 o 50 millones de dólares se paraban por un repuesto que costaba 100 dólares, que además tardaba en cualquier lugar del mundo 48 horas aquí tardaba 6 meses en llegar. El modelo de cierre de la economía es nefasto, no se concibe en un mundo donde la base es el intercambio comercial a nivel global. Pero también en realidad, ningún teórico que se precie pensaría en una economía donde no exista el Estado interviniendo. Debemos ver qué Estado necesitamos. Del gobierno actual difícilmente diría que es ausente, sino recontra presente, a tal punto que no permite a los privados producir porque la presión tributaria es tan alta que no permite generar riqueza en la economía. La energía y el combustible tiene el 55% de carga tributaria. Deben ser de los más baratos si le sacamos el lado derecho de la factura. No es que tengamos insumos caros, lo que tenemos es un Estado carísimo e inútil, que transfiere esa inutilidad en términos de pérdida de productividad al sector productivo.

 

HUGO GORANZKY- Pte. Unión Industrial SJ

 

 

Cerrar todo es malo, y abrir todo; también. Hay que estudiar la cadena productiva y ver qué cosas se pueden o no importar. Coincido en muchas cosas, la problemática que tuvimos en la industria por la importación de repuestos fue malo, pero todos los extremos son malos. Los países debemos tener relaciones adultas entre sí, e indudablemente el modelo hoy en el mundo tanto en China como en EEUU es de equilibrio. Eso pasa hoy en EEUU que es el más liberal del mundo, te mantiene una política de defensa de la economía. Creo que todo debe tener un marco y en base a esto, los equipos técnicos deben revisar las cadenas productivas. Hoy en San Juan hay muchas industrias que están teniendo problemas como el vino o el tomate. Cuando se abre la economía y no se estudia la cadena como pasa con el vino, hay dificultades. Hoy la industria del calzado y textil también están teniendo problemas por la importación. También hay factores de productos limítrofes que compiten con los nuestros. Tiene que haber un equilibrio como todas las cosas. Es cierto que hay equipos o insumos agroquímicos que si no vienen de afuera no se consiguen. Los extremos no son buenos. Hay que estudiar la cadena productiva y ver qué cosas se deben importar y qué cosas no.

 

CARLOS PUJADOR- Consultor

 

 

Sería partidario de un modelo aperturista, pero con inteligencia. Hago hincapié en la falta de una política de estado que trascienda al gobierno de turno en términos de industrialización y exportaciones. Esa falta hace que seamos aperturistas en un contexto de un nuevo orden mundial que tiende al proteccionismo, lo que muestra la incoherencia nuestra. Vemos que la dos economías que lideran el siglo pasado y parte de éste, Estados Unidos y Londres, han sido las dos primeras en motorizar mecanismos proteccionistas porque han sufrido los efectos de la globalización, con inundación de productos importados. A no relativizar ese tema, porque por ahí estamos yendo a contramano de lo que quienes lideran están haciendo, pero eso es falta de política de estado en términos de comercio exterior. En las ultimas décadas hemos alternado entre políticas ortodoxas librecambistas y proteccionistas, de acuerdo al gobierno de turno y eso en un mundo globalizado y competitivo no se permite. Si a la falta de política de estado le sumamos que el exportador hoy tiene como principal variable el tipo de cambio -que en Argentina es la válvula de escape para paliar parte del déficit fiscal junto con la emisión monetaria y la toma de deuda-, el cóctel es explosivo.