El mercado tiende a normalizarse en volúmenes y los precios insinúan una modesta recuperación. Se da cuenta de un lento repunte de los despachos al consumo a partir de junio y julio. Sin embargo, se mantiene una tensa calma, las operaciones no abundan. A juzgar por la realidad de estos días, parecen haberse sobredimensionado las dificultades durante el primer cuatrimestre. Y como este mercado también se abastece de expectativas, el desánimo y las especulaciones produjeron el consecuente desequilibrio e impacto en los precios. O sea, una suba impensada de los caldos en los primeros meses del año (cuando el blanco escurrido llegó a pagarse 1,40 y 1,45 al contado) y un aterrizaje forzado durante mayo y junio (en que bajó a 0,90 y 1 peso). Actualmente -según comisionistas y la Bolsa de Comercio- con escurridos rondando el peso, blancos de blancas en 1,20 y sulfitados en el orden de los 95 centavos (los tintos base se mueven entre 2,10 y 2,20), hay varias empresas que están recomponiendo sus stocks: No quieren volver a vivir la película del 2009. Si a eso le sumamos que las cifras de los despachos al consumo se vienen recomponiendo -según datos del INV- la situación asoma menos grave de lo que se había planteado apenas un mes atrás.
Esta calma relativa, les da tiempo a algunos dirigentes vitivinícolas y desde sus entidades se han llamado para "repensar el modelo y formas operativas de un sector de la vitivinicultura para los próximos años", según titulan. Hacen foco en los segmentos medios de la cadena, especialmente en los elaboradores y bodegueros trasladistas. Aseguran que "es ahí donde se producen los desajustes y donde se encuentra la mayor desintegración. El modelo de intercambiar productos, almacenar sin agregar valor se ha terminado", advierten. Hay que repensar desde la calidad de los caldos, los stock y los precios, y precisar con ellos, una visión más estratégica. Lo cierto es que se han propuesto en la reunión anual de la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) desentrañar este replanteo y aportar propuestas para apuntalar este segmento. La discusión que se viene -sostienen- es que en el mercado, un producto vale por lo que el consumidor está dispuesto a pagar. Por eso, tanto el trasladista como el elaborador que no fracciona, van a tener que estar muy atentos a la capacidad de negociación que tengan dentro de la cadena y a lo que cada uno sume al producto final. "Si no tienen productos de calidad y a precios adecuados, van a estar en la peor situación", estiman en el seno de la COVIAR. La mesa corporativa se propone para octubre afrontar esta problemática y colocar el tema entre las prioridades de agenda.
Por otra parte, y a partir de las medidas financieras que coordinaron los gobiernos de San Juan y Mendoza para incentivar las exportaciones de vinos blancos a granel y mostos e intentar recuperar los precios del sector, desde la semana pasada varios jugadores de primera línea intentan cerrar los negocios en el exterior. Argumentan que las medidas, "nos convienen financieramente, y además como capital de trabajo el esquema nos cierra", explicaba un importante empresario antes de partir a Estados Unidos.
