Los productores están recibiendo un promedio de 96 centavos por el kilo de tomate perita o de industria, lo que representa un 26 por ciento de aumento con respecto al año anterior, según un sondeo realizado entre productores. Pero la magnitud del incremento no era la que esperaban los chacareros, ya que sostienen que ese precio les permite salvar los costos y obtener una pequeña ganancia. En ese escenario, aseguran que sólo subsisten, ya que no tienen la posibilidad de invertir en la compra de maquinarias para mejorar las plantaciones.

Para esta temporada, las expectativas de los agricultores eran buenas debido a que el rendimiento por hectárea estuvo alrededor de los 130 mil kilos. Y mientras más se produzca y se obtenga, es mayor la posibilidad de conseguir más rentabilidad debido a que hay demanda del producto por parte de la industria de la conserva (ver recuadro). Las empresas que compran el tomate perita son de Mendoza y de San Juan. El año pasado fue duro para los chacareros, ya que por las heladas tardías y las lluvias, el promedio apenas alcanzó los 70 mil kilos. Dentro de la ecuación, el otro factor clave es el precio. Según manifestó José Luis Martín, presidente de la Cámara de Productores, Empaque y Comercio de San Juan, ‘las empresas están pagando por el kilo de tomate, en promedio, 96 centavos‘. Calificó al precio de ‘irrisorio‘ y que con ese valor, ‘es imposible renovar un tractor, maquinarias. Hay productores que trabajan bien y necesitan dinero para invertir‘.

Por su parte, Osvaldo Archilla, productor y miembro de la entidad, dijo que le vende sus tomates a La Campagnola (ex Frutos de Cuyo) y que todavía no le han fijado el precio. Sin embargo, señaló que si está en 96 centavos, ‘estamos al límite, se gana pero poco, es como para seguir subsistiendo‘. Sergio Mena, agricultor de Médano de Oro, dijo que el valor ‘no es lo que se esperaba, ya que la expectativa era que estuviera arriba de un peso. Lo ideal sería alrededor de 1,30 pesos‘. En ese sentido, si bien dijo que ‘se salvan los costos y aunque habría una pequeña ganancia‘, destacó que se va a licuar con la inflación‘. Por eso, Martín remarcó que ‘no podemos estar con números tan finos, es un negocio de riesgo y se trata de un producto perecedero. Si hay una inclemencia climática como el granizo, desapareces‘. Las empresas son las que fijan el precio del kilo de tomate luego de que los productores llevaron a cabo la plantación y hacia ese sector parte la crítica. ‘Cómo puede ser que se venda a 22 pesos la botella de salsa y no nos quieran pagar más de un peso‘, destacó Martín, punto en el que coincidió Mena. De todas formas, los agricultores admitieron que muchas compañías colaboran con los chacareros al financiar los gastos de los plantines, fertilizantes y otros insumos, y que entregan adelantos. Pese a esa situación, el tomate es uno de los pocos cultivos que ha ido creciendo en superficie implantada, a diferencia de lo que pasa con el ajo y la cebolla. De las 1.100 hectáreas que había en 2012, se pasaron a unas 1.600 y 1.700 en la actualidad.