La Argentina tiene 16,1 millones de pobres, según surge de proyectar al total país, con 45,4 millones de habitantes, los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares que informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) para el conjunto de 31 aglomerados urbanos.
El Indec informó que la tasa fue del 35,5% en la última parte del año pasado, frente al 32% del mismo período del 2018. El dato corresponde al segundo semestre del 2019 y los expertos creen que, con la continuidad de la recesión, alta inflación y su profundización por la pandemia del coronavirus, el porcentaje y la cantidad de personas con carencias de ingresos aumentará este año.
La anterior medición oficial de pobreza e indigencia se había dado a conocer a fines de septiembre, en base a los datos del primer semestre del año pasado. De acuerdo con esos datos oficiales, el 35,4% de la población estaba por debajo de la línea de pobreza y el 7,7% era indigente. Es decir que, para mediados de 2019, casi 16 millones del total de residentes eran pobres y casi 3,5 millones no podían hacer cuatro comidas al día.
El dato, que quedó lejos del slogan “Pobreza Cero" que aspiraba alcanzar el gobierno de Cambiemos, y en definitiva no hizo más que sumarse a otras mediciones negativas para un 2019 que terminó con una inflación récord en 28 años del 53,8% y una caída del 2,2% en la economía, aunque más marcada en el último trimestre.
La medición que realiza el Indec sobre la indigencia se basa en los ingresos mínimos que requiere una persona adulta para adquirir los productos que componen la Canasta Básica Alimentaria (CBA), y para determinar el umbral de pobreza agrega el valor de los servicios esenciales, que denomina Canasta Básica Total (CBT).
Mientras que el costo de la CBA, que fija el umbral por debajo del cual se cae en la indigencia, y el de la CBT, que marca el nivel de pobreza, se incrementaron ambas 52,8% a lo largo del 2019, el Índice de Salarios mostró una suba del 40,9%, según el Indec.
Y el 2020 no parece que fuera a mejorar, sobre todo con el freno que está sufriendo la economía como consecuencia de la pandemia del coronavirus.
El 45% de las familias vive de la economía informal
Según un trabajo de la consultora Idesa, los efectos colaterales de la prevención del coronavirus se reflejarán en la economía de un país que tiene el 45% de los hogares en la informalidad. “Paralizar la actividad productiva en un país donde una alta proporción de las familias generan sus ingresos con el trabajo informal producirá costos sociales más elevados que los de la enfermedad”, señala un trabajo conocido hoy.
En la misma línea, Agustín Salvia del Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) dijo a Infobae que las consecuencias de las medidas tomadas para contener la pandemia “son difíciles de medir, pero significará una profundización de los niveles de pobreza e indigencia”.
El especialista, que pidió un “acuerdo económico y social entre todas las fuerzas” para desarrollar una política para el día después de la cuarentena, dijo que la perspectiva para el 2020 ya era complicada y que ahora empeoraron. “Seguíamos teniendo inflación y este parate profundo de la economía formal e informal lo va a empeorar”.
“Hay muchos segmentos de la sociedad que no sólo viven de un sueldo formal sino también de comisiones, como por ejemplo los mozos de los bares. También están los monotributistas, las pymes, los artesanos que aunque se los pueda compensar con $10.000, sus ingresos son mayores que eso y van a entrar en un combo de pérdida de ingresos y de calidad de vida”, agregó el especialista.
Salvia, que busca evitar cualquier tipo de confrontación por las cifras como ocurrió con los últimos dos gobiernos, dijo que para los próximos meses se va a “profundizar la pobreza y la indigencia por ingreso y por calidad de vida. Esta es una ola, no es un mes de cuarentena. Hay que reactivar la economía interna, el empleo formal e informal, lo maś rápido que se pueda. Hay que establecer planes de empleo dignos para la economía social”