Llegar desde Cuncumén, que es el pueblo más cercano a la mina, hasta la escombrera, no es tarea fácil, y sacar los 35 millones de toneladas de escombros del lado argentino, mucho menos.
Tan sólo dos conos naranjas en la Aduana marcan el “nuevo” límite geográfico que separa Argentina de Chile. A 3.870 m de altura, en el Cerro Amarillo, se encuentra la escombrera que ocupa ambas naciones.
A simple vista, cuando se llega piensa que es una montaña natural más, pero no, es la roca estéril que se encuentra antes de llegar al mineral y que, una vez separados, se transforma en desecho y es depositada en lo más alto de la mina. En total, hasta el momento llevan acumulados 70 millones de toneladas de escombros, unas 35 millones del lado argentino.
Una vez llegados a la escombrera, para pasar del lado argentino hay que registrarse en la Aduana. Cuando se cruza se puede observar los neumáticos desde arriba de la escombrera por cuestiones de seguridad.
La logística es controlada, nadie quiere exponerse a nada que implique seguir alentado un conflicto entre naciones.