La Apicultura es una actividad que ha crecido mucho en la provincia, pero no es tan común ver jóvenes emprendiendo un proyecto de estas características, porque requiere fundamentalmente dedicación. Gabriel González (26) empezó a tener curiosidad por esta tarea hasta que un curso gratuito hace dos años en el municipio de Santa Lucía le vino como anillo al dedo. Arrancó con una caja, un mameluco y un par de guantes que le entregaron, y hoy multiplicó por 10 su capital, con el que fabrica por temporada (de septiembre a marzo) unos 60 kilos de pura miel, que vende sobre los 30 pesos por kilo.
‘’Siempre me dediqué a tareas agrarias y hacía rato que estaba buscando un curso de Apicultura y pareció este en Santa Lucía. Antes producía barbechos y otras cosas, pero una vez que descubrí esta actividad realmente me fascinó y casi que me dedico por completo a esto. Eramos varios en ese curso y se armó un gran grupo humano y de trabajo, incluso con el profesor que dictaba las clases, que nos llevó también a armar una cooperativas (Colmenares del Tulum)’’, explicó Gabriel, que tiene las colmenas en una finca de un amigo, distante de zonas urbanas.
En promedio en la provincia una colmena produce unos 25 kilogramos promedio anuales de miel, con lugares donde se han llegado a obtener hasta 70 kilogramos por enjambre, y otros con rindes mucho menores, por debajo de los 20 kilogramos, producto -entre otras cosas- del escenario de sequía que tiene la provincia en las últimas cuatro temporadas estivales.
‘’Me impactó conocer de primera mano el trabajo asociado de las abejas. Es una fábrica animal, con todos los roles organizados, en base a un orden que está lejos del humano’’, apuntó Gabriel.