Durante el pasado mes de enero cerca de 50.000 personas utilizaron el paso de Agua Negra para cruzar a Chile y regresar a San Juan, dejando además de un récord turístico, un camino que presenta serias dificultades a la hora de transitarlo. Sin embargo, ese quizás no sea el único motivo, sino que también se registra un escaso mantenimiento, sobre todo del lado chileno.
DIARIO DE CUYO recorrió el paso cordillerano desde el país trasandino hasta San Juan y pudo constatar que en ciertos tramos el estado es realmente malo. Además de que el camino no cuenta con guardrails siendo que se transita por caminos de cornisa, los primeros kilómetros partiendo desde Chile (es decir, el final si uno va desde Las Flores) son complicados.
En ese sector y hasta el kilómetro 376, la huella está plagada de “serruchos” o “pianitos” que hacen vibrar por completo a los vehículos y obliga a los conductores a no superar los 20 kilómetros por hora de velocidad. Pero ese no es el único inconveniente, ya que cuando llueve o nieva en la alta montaña se acumula una gran cantidad de barro en el camino que muchas veces es muy difícil de sortear, más si se trata de rodados bajos.
Además, durante el trayecto pueden observarse piedras de gran tamaño que se desprendieron de la montaña y que los automovilistas no pueden esquivar, por eso tienen que bajarse sí o sí de sus vehículos para correrlas y recién poder pasar. Hay carteles de señalización de obras y también máquinas viales, pero muchas de ellas no estaban trabajando cuando este medio cruzó.
A medida que se avanza y se ingresa en territorio argentino, las falencias continúan pero en menor medida. Siguen los serruchos y también sectores con barro producto de lluvias y nevadas, pero se puede transitar a mayor velocidad porque los trabajos de mantenimiento son un poco más constantes. De todas maneras, queda mucho por mejorar en un camino clave, con el objetivo de seguir colaborando con la integración argentino-chilena.
Fotos: Mariana López – DIARIO DE CUYO