“Tenemos los antecedentes de lo que ha hecho la IV Región de Chile, ahí en el Valle del Elqui hacia el Oeste, donde usó aviones y algún producto que hace que llueva o que nieve. Vamos a ver cuán efectivo es el método y de ser así, lo vamos a aplicar aquí”. Con esta frase, el gobernador Gioja le comunicó la semana pasada a los regantes un plan oficial que pretende evaluar este sistema y su viabilidad en la provincia, en medio de una profunda crisis hídrica que atraviesa desde hace tres temporadas San Juan. El operativo consiste básicamente en sembrar nubes para modificar artificialmente el clima dispersando yoduro de plata (ver infografía). Un tema que será clave y que miran de reojo las autoridades locales, es saber el costo de un operativo de este tipo, de acuerdo a que extraoficialmente llegó a los escritorios del Ejecutivo local una cifra que rondaría los 900 mil dólares por campaña.
En el país, la experiencia más conocida es la que aplica Mendoza, pero que a diferencia de lo que pretende San Juan, consiste en aviones que “cazan tormentas” con el objetivo de evitar las granizadas que puedan destruir la producción (ver aparte).
DIARIO de CUYO tomó contacto con la firma Hidromet que es la que aplica este sistema en Chile. Lo ha hecho en las provincias de Elqui y Choapa, ambas pertenecientes a la Región de Coquimbo, lindantes -cordillera mediante- con San Juan. Estos distritos atraviesan desde hace años una sequía que los obligó a profundizar el ingenio y a contratar este servicio. Según explicaron desde la firma, este método les ha permitido aumentar entre un 10 y un 15% el caudal de sus ríos.
“Hay que analizarlo bien y principalmente ver si es viable en nuestra provincia. Todavía conocemos bastante poco de esto, pero el Gobernador está muy interesado en que lo analicemos”, explicó el titular del Departamento de Hidráulica, Jorge Millón, a quien le encargaron el tema. El mayor temor, cada vez que se aplica este sistema en alguna parte del mundo, son los mitos que arrastra consigo y que apuntan a que es un elemento que modifica definitivamente el clima. Sin embargo, en los últimos 30 años -midiendo las precipitaciones en distintos programas de siembra- muestran que la presencia de yoduro de plata en el agua luego de las operaciones es 1.000 veces menor que el mínimo aceptado para consumo humano; y que además no se detectaron daños en la flora y fauna.

