La crisis en Electrometalúrgica Andina (EMA) no cesa y los empleados cuentan con cada vez menos recursos para trabajar. Sin embargo, se juntaron ambas partes ayer en la audiencia con el subsecretario de Trabajo, Roberto Correa Esbry, y sólo reafirmaron el pedido de la reducción en la tarifa de energía. “Hemos pasado a un cuarto intermedio porque el conflicto no es fácil de solucionar cuando hay gestiones que escapan al ámbito provincial. Es un pedido ante CAMMESA, la distribuidora de energía para mayoristas, y ante la Secretaría de Energía de la Nación. Hay voluntad de Nación de receptar el pedido, pero todavía no tenemos la respuesta definitiva”, aseguró Correa Esbry cuando finalizó el debate que se extendió alrededor de 3 horas.

Pendiendo de un hilo, así están los hornos de la Electrometalúrgica Andina (EMA). Es que “de los 5 grandes que tienen más los 2 chicos sólo funciona uno y con poco vida útil porque ya se acaba la materia prima (carbón residual y cal)”, explicó José Gordillo, secretario general del Sindicato de Obreros Químicos. “El gobernador Gioja les pidió a los directivos que continuaran trabajando con un horno para darle confianza a los trabajadores sobre los trámites que se realizan a nivel nacional. “Pedimos que sigan cumpliéndolo para evitar que un parate brusco rompa componentes que tienen dentro los hornos”, dijo Gordillo.

Si bien la empresa es privada, han solicitado ayuda al Gobierno provincial para lograr el acuerdo con Nación. Es por esto que el Gobernador se comprometió a reunirse con las partes junto a Víctor Doña, el presidente del EPSE, para buscarle solución al conflicto, informaron desde el gremio.

“Esto es un problema que ya lleva 112 días, si se apaga el último horno seguiremos yendo a hacer mantenimiento o limpieza, pero no vamos a dejar nuestro lugar de trabajo”, se quejó el representante de los obreros. Los trabajadores actualmente son 300, de los cuales van a trabajar 190, aunque todos cobran su sueldo de manera reducida, algunos hasta en un 50%.

Desde la empresa prefirieron no hablar y esperar al próximo encuentro, pautado para mañana a las 12 horas.