El escenario poscosecha promete continuar difícil para la vitivinicultura, ahora que les falta poco a los vinos nuevos para estar enológicamente aptos para salir al mercado a comercializarse. Aunque en el gobierno se sigue sin dar precisiones al respecto, en los despachos oficiales de esta provincia se da por sentado que este año, por primera vez; habrá desdoblamiento de fechas para liberar los vinos, con lo cual a las bodegas grandes se les permitirá sacar la nueva elaboración dos meses después que a las bodegas chicas.

‘’La fecha de liberación se va a mantener tal cual lo dijo el presidente del INV cuando vino la última vez a San Juan. Para los chicos será el primero de junio y para los grandes elaboradores, el 1 de agosto’’, dijo esta semana una alta fuente del área al ser consultado. En los últimos años, la liberación de los vinos nuevos está estipulada para el 1 de junio, por lo que si esta vez se cambia, se estima que al menos un tercio del volumen total de vinos elaborados en el 2015 en San Juan va a estar inmovilizado dos meses hasta que se libere.

Con esta medida se busca obligar a las fraccionadoras grandes a salir a comprar vino a los más chicos para cumplir con sus compradores, medida que activará el mercado que está planchado y porque no, tonificará los precios del vino. De cumplirse, bodegas como Peñaflor tendrá que salir a comprar caldos al pequeño trasladista para fraccionar su marca Termidor porque no podrá usar los suyos hasta agosto, y lo mismo creen que le pasará a Fecovita para sus productos. No es poca cosa teniendo en cuenta que sólo esas dos industrias fraccionan alrededor del 80% del total de los vinos de la provincia.

Pero inexorablemente se avecina un nuevo escenario de conflicto porque habrá que ver cómo reaccionan en Mendoza las grandes y poderosas elaboradoras, además de que el mecanismo dista mucho de lo que vienen reclamando las entidades viñateras como medida para mejorar los precios del vino. Aquí, la Federación y la Asociación de Viñateros, respectivamente, insisten hasta el cansancio con que la fecha de liberación debe postergarse este año tres meses, hasta el 1 de septiembre. Esa fecha es la que le reclamaron en la última de una seguidilla de notas al ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, el viernes pasado, y lo mismo le solicitaron a Gioja en una nota fechada el 11 de mayo. Aseguran que sólo de esa manera se podrá equilibrar el desfasaje existente al haber un sobrestock de 200 millones de litros de vinos del año pasado, elaborados en Mendoza; que no se exportaron ni vendieron al mercado interno.

Y en este punto sobreviene el otro problema: que los mendocinos, a pesar de ser los causantes del sobrestock este año volvieron a incumplir el porcentaje acordado en la región para elaboración de mosto: se calcula que del 35% acordado en la vecina provincia se ha elaborado un poco menos que el 20% que les correspondía, y en cambio volvieron a hacer más vino.

Aunque en voz baja, los funcionarios locales aseguran que en vez de las clásicas multas, la Nación va a disponer un bloqueo de esos litros elaborados de más, salvo que sean exportados o eliminados; tal como pidió el gobernador Gioja como castigo a quienes incumplieron el pacto interprovincial. Aquí están convencidos que Casamiquela le hará caso al pedido de Gioja, pero que eso sucederá luego de las elecciones en Mendoza, que son el próximo 21 de junio; para evitar embarrar la cancha en el terreno político.

Además, las fuentes oficiales sostienen que está cerca de concretarse un programa de incentivos para exportar vinos y evitar que pesen en el mercado interno. Agregan que se trata de un esquema agresivo de exportación, aunque los detalles se guardan bajo siete llaves.