Las bodegas están lejos de vivir un buen año. Pero por estos días las expectativas son algo mejores que en la primera parte del año, cuando vieron caer fuerte sus ventas, a tal punto de acumular en el primer cuatrimestre la mayor baja histórica en, al menos, 22 años.

 

En el repunte de las ventas de los últimos dos meses incidieron las promociones puntuales de ciertas bodegas y, también, de varias cadenas de supermercados, que ofrecieron descuentos en porcentaje o el ya clásico 3 x 2. Así, se alentó el consumo, muy golpeado por el fuerte aumento de los precios al públicos, en un contexto general de pérdida de poder adquisitivo.

 

En julio, el consumo de vino creció un 2,4% interanual, a 818.224 hectolitros, impulsado por un aumento de 7,5% en botella (a 466.045 hl.), mientras que en tetra se redujo 3%, según informó el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).

 

Así, entre enero y julio, los despachos para el mercado interno acumularon una reducción de 4,2% en general, a 5,01 millones de hl., por un 5,6% de caída en botella y de 2,5% en tetra, lo que significa una desaceleración de la baja, ya que en el primer cuatrimestre se habían derrumbado nada menos que 13,1%, un récord histórico en porcentaje, por la baja de 15,2% en las botellas y de 12% en el de tetra-brik.

 

Si bien la caída se redujo, debe tenerse en cuenta que 2016 estuvo lejos de ser un año bueno en consumo, con lo cual la base de partida es por eso baja.

 

La retracción de la demanda se explica por el fuerte aumento en los precios del vino, que en el primer semestre fue de 55,3% en los finos y de 79,5% en los tetra-brik, según datos del Fondo Vitivinícola, en base a la Consultora W, como consecuencia de la inflación en general y del fuerte alza de las uvas, por la segunda cosecha consecutiva escasa este año, que redujo el stock de vinos. En 2016, los valores de las botellas ya se habían ajustado un 75% y los de tetra-brik un 90%, por igual motivo. Esto, en un contexto donde la mayoría de los salarios creció por debajo de la inflación general, lo que generó una baja en el poder adquisitivo de gran parte de la población, sobre todo a partir de 2016, cuando la inflación se disparó.

 

"Hubo algunas acciones de las empresas los últimos meses, sobre todo en vino de mesa, como la de Fecovita, que puso a $ 39 su tinto, con el valor en el envase, y mucha publicidad para llegar al consumidor, y promociones de los comercios. Todo esfuerzo de precio de las empresas repercute en el consumo, que está extremadamente sensible al precio; cuando hay una rebaja el consumo responde, lo que da cuenta que no es un problema de hábitos, sino de bolsillo", explicó Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola (UVA).

 

También las exportaciones desaceleraron su caída, gracias al aumento de 5,8% registrado en vinos fraccionados en julio, a 166.877 hl, según el INV. Así, acumularon una baja de 4,6% entre enero y julio, a 1,08 millones de hl., por la menor venta de botellas (-2,8%) y tetra-briks (-28%). En tanto, el vino a granel siguió en rojo, con una baja en acumulada de 44% en volumen y el mosto, de 46,8%, ambos como consecuencia del fuerte alza del precio de la uvas y de la inflación general, que quitaron competitividad a estos productos commoditizados. "El movimiento del dólar ayudó en parte a la mejora, si bien luego la suba se moderó", dijo Villanueva.

 

En un intento de mejorar la competitividad del sector, el 5 de septiembre se reunirán con el ministro de Hacienda de la Nación, Nicolás Dujovne, para conversar sobre las medidas que esta industria considera necesarias para mejorar la ecuación, como aumentar de 6% a 9% los reintegros a la exportación; aliviar el costo de fletes y tomar parte de las contribuciones patronales a cuenta de IVA y Ganancias.