Un informe elaborado por el Servicio de Agrometeorología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de San Juan reveló que desde enero hasta el 15 de febrero, cuando han transcurrido 46 días, en la mitad de ese período, es decir durante 23 jornadas, se han registrado temperaturas desde los 35´. El dato es importante porque ese número es a partir del cual la vid empieza a sufrir lo que se denomina estrés térmico, afectando el crecimiento de los racimos y pérdidas en la producción. Los datos muestran que este verano es el más caluroso de al menos los últimos cinco años.
Este panorama se da cuando San Juan, que no es una excepción en el país, está atravesando graves problemas de sequía y con dificultades para que los viñateros puedan regar adecuadamente por la escasez de agua, situación que incluso ha causado diferencias con el Departamento de Hidráulica (ver aparte).
Haciendo un análisis de los números (ver infografía) en el 2023 se han registrado 23 días con mediciones desde los 35´, la mitad de los 46 días transcurridos desde el 1 de enero. En el 2022 fueron 18 días (39%), en el 2021 hubo 12 días (26%), en el 2020 fueron 20 días (43%) y en el 2019 hubo 13 días (28%). De ahí que este año tuvo la mayor cantidad de días cálidos desde el 2019 hasta ahora.
Incluso este año hubo jornadas con 39´ y hasta con 40,9´ medidos por el INTA.
La especialista y docente en viticultura del organismo, Beatriz Pugliese, explicó que las altas temperaturas que se están registrando este verano están afectando los viñedos. Y es porque el rango óptimo de temperaturas para la vid va desde los 25´ a los 30´, pero por encima de los 35´ la planta sufre estrés térmico, que dificulta el crecimiento de los racimos, la toma de color de las bayas y la producción de azúcar, lo que se traduce en menos producción.
San Juan posee casi 44.000 ha de uvas distribuidas en 4.583 viñedos, según datos oficiales.
Lo que sucede es que a partir de esa temperatura se comienza a alterar el normal funcionamiento de la vid, sobre todo si tiene lugar en los meses finales de maduración como febrero o marzo. Así, aumenta la respiración de la planta y disminuye la fotosíntesis. Esto genera una merma en la producción de azúcares. En ese momento la vid entra en estrés térmico y dirige los azúcares al tronco y raíces, y no a los racimos en maduración. Por lo tanto se detiene su crecimiento, quedando racimos más pequeños y con menos peso. Esto tiene después un efecto negativo sobre la cosecha.
Pero no sólo el calor ha sido un factor gravitante sino que también la especialista recordó que esta temporada se registraron heladas tardías y granizadas en un contexto de escasez de agua. Citó el caso de que las heladas provocan que los racimos sean más pequeños, del orden de los 200 gramos, cuando en épocas normales el peso oscila entre los 400 a los 500 gramos.
La suma de estos factores han provocado que el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) estime que para esta cosecha habrá un 21% menos de uva en los parrales. El informe indica que se cosecharán 1.535,3 millones de kilos, frente a los 1.936,8 millones de kilos de la cosecha pasada. En Mendoza, la principal provincia vitivinícola del país, la baja es aún más marcada, ya que se espera cosechar 1.013,9 millones de kilos, un 23% menos que las 1.324,3 millones de kilos del 2022. Para San Juan se esperan cosechar unos 400 millones de kilos, un 14% menos que los casi 470 millones de kilos recolectados en el 2022.
Pugliese también recordó que incluso se han registrado varias noches con temperaturas por encima de los 20´, que tampoco ha colaborado con la situación, al igual que la incidencia de los vientos, que lastiman las bayas.
La especialista atribuyó todo este panorama al llamado fenómeno de El Niño, que ha caracterizado la región, en medio de un cambio climático que calificó de "asombroso".
"Las vid con estos extremos de temperatura no funciona bien", dijo.Y llamó a los productores a trabajar en el uso más eficiente del riego.
Malestar de los regantes
Integrantes de las juntas de riego de la provincia salieron a expresar su molestia por el cronograma de cortes para el riego definido en el Departamento de Hidráulica porque consideran que es muy "extenso" y que va a perjudicar los cultivos como viñedos, chacras y olivos. Frente a este panorama van a plantear una "revisión" del calendario que llega con restricciones hasta el mes de agosto. Desde febrero hasta el octavo mes del año incluye 151 días en los que no habrá agua en los canales.
Desde Hidráulica dieron a conocer el martes que se había definido en forma "consensuada" en el consejo del organismo el cronograma de cortes en el riego. "La finalidad es tener agua suficiente para el próximo ciclo hídrico", dijo la directora, Guadalupe López. La funcionaria explicó que se anticipa un nuevo ciclo seco y que hace falta mantener las reservas de los diques con agua para asegurar el riego de los cultivos.
Pero desde las juntas de riego salieron a quejarse porque dijeron que lo decidido no refleja lo que se había pedido. "Hablan de consensos pero no es lo que habíamos planteado", dijo Eduardo Garcés, de la junta de riego de Chimbas. Y dio a conocer que junto con los representantes de Santa Lucía y 9 de Julio habían planteado otra propuesta.