Por la calle 8, entre calles 21 y 23, ayer los empleados de una empresa contratista de Energía San Juan volvían a acomodar los postes de luz que la tormenta del sábado había volteado y atravesado sobre el camino. Unas horas después, repetían la operación sobre calle 21, reemplazando postes y restableciendo el cableado de media tensión. De esta manera, ayer mismo las familias de 25 de Mayo afectadas por el temporal volvieron a tener electricidad, y ese fue el acto más simbólico de vuelta a la normalidad después del caos que había provocado el granizo.
La restitución de la calma podía verse tanto en las calles como en las viviendas. Ya no estaban los árboles atravesados, como se podía ver el domingo, y las farolas que habían caído estaban puestas prolijamente en campos aledaños. Todo el ramaje revuelto estaba apilado a los costados de los canales, y algunas calles aún estaban embarradas, pero habían sido acondicionadas al tránsito.
En los asentamientos de la zona, igual que en las villas veinticinqueñas donde más daños hubo, el piso seguía siendo un lodazal, pero sus habitantes lo habían emparejado con azadones. En muchos ranchos se veía colchones colgados al Sol y sogas repletas de ropa. Pero ya todas las casas habían sido ordenadas y limpiadas. Eso sí, era imposible disimular los daños: en muchos casos, los agujeros que la tormenta había abierto en techos y paredes fueron tapados con bolsas de nailon apretadas. Es que en esos lugares la mayoría de las viviendas son sólo de caña y barro.
Los vecinos coincidieron en que ya habían recibido asistencia del Ministerio de Desarrollo Humano provincial y de la Municipalidad de 25 de Mayo, en formato de palos, cortes de nailon, bolsones de mercadería y agua potable, en tachos de 200 litros que fueron llenados con camiones cisterna.
Y más allá de la precariedad de las viviendas, quienes más angustiados están son los productores y trabajadores rurales de la zona, ya que la piedra dañó casi la totalidad de 6.000 hectáreas de plantaciones de uva, melones, olivos y chacras. El intendente Quiroga Moyano había anticipado que pediría ayuda al Gobierno provincial para asistir a quienes perdieron casi todo antes de arrancar la cosecha. Y el seguro antigranizo (ver página 2) aún está abierto para que se anoten los damnificados.

