El violento temporal que golpeó al sur de Mendoza y dejó un saldo de casi 1.000 hectáreas de vid dañadas por el granizo y los fuertes vientos, planteó preocupación en los observadores de la industria. Es que si bien la producción de San Rafael y General Alvear no aporta al gran volumen del total del país, como sí lo hace San Juan y la zona este de Mendoza, los modelos climáticos que se observan para ésta temporada se muestran con características similares a las ocurridas el jueves por la tarde en San Rafael, vaticinan los científicos de la meteorología. Si hasta en un encuentro informal del viernes pasado, funcionarios del INV pusieron en duda el anuncio del pronóstico de cosecha el próximo 30 de diciembre y plantearon con gestos retrasarlo. "Nuestros técnicos aún están en el campo evaluando, y si éste tipo de desastres climáticos golpean nuevamente, echa por tierra el trabajo de varios meses. Hay que empezar de nuevo”, explicaban. Por eso, ahora son dos los pronósticos que tienen expectantes a la industria: por un lado el del clima y por otro el de la cosecha, ambos se complementan. Por otra parte, el mercado se mostró inquieto esta semana. Es que hay una sensación en la industria en que lo único que importa es que el precio del vino se mantenga alto, y por mucho tiempo si es posible. Por eso las declaraciones de la semana pasada del titular del INV, Guillermo García, tensaron aún más la cuerda. El funcionario luego de hacer un balance de lo actuado por el organismo durante el 2009, aseguró que "este año el vino fue más negocio que el oro”, analizado desde el lado de los precios. Y agregó que "el ahorro de quien ha tenido vino tinto representó más del 130% en lo que va del año y en blanco el 100%, mientras que el oro, lo ha hecho en un 35%”. García aseguró que "hay dos meses de stock, que representan unos 2 millones de litros, que no están en el mercado y están guardados”. Por eso algunos dirigentes vitivinícolas sentenciaron de "poco feliz” las declaraciones de García en un año complejo y de existencias acotadas. "Entre una caída de los despachos de fin de año, y precios tonificados, prefieren lo segundo”, advertían desde algunas entidades gremiales. Con esa visión, "el riesgo es el consumo y los altos precios en las góndolas y la perdida de un mercado clave”, sentencian. Los fantasmas del 2004 rondan por la cabeza cuando el mercado interno se cayó casi un 15% luego que se dispararan los precios en un año.
A pesar de las todas las incertidumbres de la industria, la semana del 11 al 17 de diciembre, los precios promedios de las últimas operaciones se mantuvieron estables y apenas por debajo de los valores de noviembre. Así para un litro de vino de color se pagaron de contado $2,14, $1,20 para los blancos y $1,01 para el litro de mosto sulfitado.
