Si alguien pensó que el escenario no podría ser peor para las chacras por las altas temperaturas de noviembre, la segunda ola de calor de la última semana, y el viento caliente del miércoles, complicaron más los cultivos que ya sufren por la sequía. La mayor superficie cultivada son tomates para industria -unas 4.000 hectáreas- y en el sector calculan una caída de hasta 15% de los rendimientos por hectárea. Se trata de un porcentaje muy alto, que afectará sustancialmente la renta esperada por parte de los productores, indicaron. Además, quienes plantaron cebollas dicen que han perdido el 20%; y los ajeros, estiman una baja del 25%. También han perdidas en verduras de hoja, como lechugas, espinacas y acelgas. En viñedos aún no se puede cuantificar, pero la merma en la producción está asegurada (ver Los daños…).
”El sector está muy mal”, lamentó Nelson González, presidente de la Cámara de Productores Agrícolas de Pocito (CPA), una de las principales zonas de chacras de la provincia. ”Las cebollas y ajos se asolearon muchísimo, es impresionante el daño que ha hecho el calor y la pérdida económica para el productor es terrible”, aseguró. Respecto a los tomates, contó que "no dan abasto" las bombas sacando agua subterránea para poder mantener regada la plantación y salvarla del calor. ”Pero es seguro que el rendimiento va a ser muy bajo y el calibre del tomate se va a quedar chico, con semejantes temperaturas y la falta de agua”, indicó.
Las zonas más afectadas son El Médano, Rawson y Pocito, zonas hortícolas por excelencia.
Destacó también que los productores de verduras de hoja están muy afectados por el combo calor y falta de agua. Las plantas de lechuga se están quedando chiquitas, lo que puede advertirse en las ferias, donde la poca producción ha elevado los precios de venta al público: una planta miniatura de lechuga costaba ayer en la feria de Capital $100 y un paquete de espinaca, $150. Hay que recordar que en las verdulerías barriales estos precios se incrementan hasta un 20 o 25% más.
El productor José Luis Martín contó que la mayoría de la cebolla y ajo está cosechada y estacionada en las fincas, a la espera de ser comercializada. ”Las cebollas y ajos se acordonan y tapan, y se dejan estacionadas hasta que se realiza la venta, pero estas dos últimas semanas el calor ha hecho daños terribles. Se asolearon”, dijo. Eso significa que las hortalizas al estar recién cosechadas, guardan humedad en su interior y al ser sometida a temperaturas extremas, hierven, se "cocinan" literalmente. "Se perdió con seguridad el 20% de la cosecha de cebollas más caras, y el ajo se deterioró muchísimo” indicó Martín.
Respecto al tomate para industria, en la CPA señalaron que junto a ingenieros agrónomos de la fábrica Arcor se ha evaluado que los rendimientos se van a reducir entre 10 y 15%. ”Calculo que en algunas zonas vamos a cosechar entre 85.000 y 90.000 kilos por hectárea, cuando el rendimiento promedio en San Juan siempre fue de 100.000 kilos”, dijo el productor. El costo de cultivar y cosechar una hectárea de tomate ronda el millón y medio de pesos y obtener un alto rendimiento productivo es vital para asegurar la ganancia del productor. ”Estamos perdiendo mucha plata”, se quejó González.
Por su parte, Martín añadió que la segunda ola de calor llegó cuando la planta ya está grande y en floración, y más agua necesita. A eso se sumó el viento caliente del miércoles que hizo perder muchos ramilletes de flores. ”Eso se traduce en 15 mil o 20 mil kilos menos por hectárea”, dijo y explicó que se precisan 80.000 kilos para afrontar costos del cultivo, y con el nivel de daño previsto, "este año vamos a perder las ganancias”.
- El daño en los viñedos
Los viñateros esperan cosechar menos uvas y con menor peso que el año pasado. Juan José Ramos (Asociación Viñateros Independientes) y Pablo Martin (Mesa Vitícola) coincidieron en que las olas de calor que vienen desde mediados de noviembre, en conjunción con la sequía, impactaron negativamente en el crecimiento de la uva. Ramos dijo que los viñedos regados sólo con agua de canales (sin presurizado) muestran hojas amarillas por deshidratación, y que la uva Superior quedó chica y no podrá destinarse a consumo en fresco, por lo que irá a pasas, con un ingreso menor para el productor. El daño en uva para vinificar aún no se puede cuantificar. Martín dijo que el calor redujo el calibre del grano y aseguró que la cosecha será menor. ”Lo que estamos viendo es muy grave, parrales con hojas amarillas (ver foto) por calor y falta de agua”, dijo. Agregó que la uva que no se hidrata y sufre calor, tendrá menos azúcar y por ende, menor peso y producción. A eso se suma que a los racimos les faltan granos, a consecuencia de la helada tardía del 1 de noviembre.