Frente a la falta de botellas que afectó a la industria vitivinícola durante el 2021 y que según fuentes de ese sector continúa este año, desde Cattorini, la principal cristalería del país que aprovisiona la actividad, prometieron aportar durante el primer semestre de este año los 4 millones de botellas que ha pedido la Cámara de Bodegueros de San Juan. "En este mes de marzo se van a normalizar las entregas", dijo Ricardo Galdeano, gerente general de la compañía.
El problema comenzó a notarse en las bodegas locales a partir de enero del año pasado, ya que durante el 2020, con la pandemia, hubo un aumento de la demanda interna y también en las exportaciones de vino, agotando los stocks disponibles en las cristaleras. La situación se agravó con el correr del año e incluso continúo en el arranque del 2022. Pero ahora, el principal fabricante de botellas del país, anunció que la situación comienza a revertirse. Es a partir de la puesta en marcha de un segundo en Mendoza que desde la cristalera dicen que el problema tendrá solución.
"Hemos incorporado un nuevo horno en Mendoza, que nos permite producir 500.000 botellas más por día", dijo el directivo. Y agregó que "con 4 hornos en funcionamiento vamos a empezar a recuperar los stocks y a normalizar las entregas".
En total, la cristalera suma ahora 4 hornos, 1 en San Juan, 2 en Mendoza y otro en la planta central en Quilmes, en la provincia de Buenos Aires.
"Es una muy buena noticia", expresó Andrés Berzenkovich, desde la Cámara de Bodegueros de San Juan, y sostuvo que ahora esperan que se cumpla el plan de la empresa.
Galdeano dio a conocer que a fines de febrero la Cámara de Bodegueros local le presentó una nota con un estimado de la demanda de botellas para el primer semestre del año. El pedido es por los 4 millones de botellas, suficientes para atender las necesidades de poco más de 30 bodegas que en San Juan envasan vinos para la primera mitad del año.
"Queremos llevar un mensaje de tranquilidad al sector bodeguero porque esa cantidad está dentro de nuestras previsiones. Y por eso es que en marzo se van a normalizar las entregas", sostuvo.
El directivo contó que Cattorini es una industria continua que trabaja casi los 365 días del año y que reduce la producción en muy pocas ocasiones, como por ejemplo el 1 de mayo, Día del Trabajador. Y que, como muchas empresas del país, tienen problemas para importar, por ejemplo maquinarias y repuestos que necesitan en la actividad. "Todo eso es importado, sólo parte de los moldes se hacen en talleres nacionales, pero el resto se trae de afuera", explicó Galdeano, como uno de los motivos para la demora en el abastecimiento de botellas. Y también mencionó que tienen dificultades con algunos insumos para fabricar el vidrio, como es el carbonato de sodio.
En cuanto al futuro también manifestó su preocupación por el impacto de la invasión rusa a Ucrania y su efecto en la provisión de gas. "Nosotros usamos gas industrial y sólo el año pasado aumentó un 168% el m3", señaló. Y dijo que hay incertidumbre sobre lo que va a pasar este año si falta gas.
El aumento de casos de covid-19 este año no ayudó a mejorar la producción en las cristaleras, según reconoció Galdeano, porque la pandemia ocasionó problemas con el personal. Por el contrario agravó la situación, aunque con el paso de las semanas la situación ha comenzado a solucionarse.
Personal
800 Es la cantidad de empleados que tiene la cristalera Cattorini en el país. Cuenta con 4 hornos, 1 en San Juan, 2 en Mendoza y el cuarto en Quilmes, en la provincia de Buenos Aires.
- Importación en Mendoza
Frente a la falta de botellas para las bodegas, en Mendoza recurrieron a importar botellas desde España, aunque parece que la operación viene demorada. Según publicó el portal Sitio Andino, los establecimientos de la vecina provincia hicieron una compra en el país europeo para abastecer la demanda excepcional de las fiestas de fin de año del 2021, pero en plena cosecha 2022 aún no llega el pedido a Mendoza.
Primero fueron los elevados costos logísticos los que complicaron el embarque de las 500 mil unidades acordadas con una cristalería de Túnez, vía España. En la industria asumen que pagar un flete marítimo a no menos de U$S 9.000 por contenedor (se triplicó durante la pandemia y en algunos casos supera los 12 mil) dificulta tanto la exportación como la importación.
A eso se sumaron problemas de logística interna. Hubo demoras en llegada de los envases al puerto de Buenos Aires, pero después la burocracia hizo lo suyo, a lo que se sumó el transporte terrestre para trasladar los envases a la vecina provincia.