La naturaleza, los mercados, han hecho una combinación de circunstancias para que éste sea un año de precios bastantes razonables -más en los segmentos de básicos que para los varietales- y se muestra como un esquema vitivinícola bien equilibrado. Por eso, y a pesar de la merma diagnosticada por el INV del 23% en el oeste vitivinícola, la calidad de los racimos que fueron a elaboración y los que abastecieron la uva en fresco o las pasas sanjuaninas, fue muy buena y la cantidad recogida, aportó finalmente equilibrio de ánimo junto con la evolución de los despachos en el mercado internos en el primer trimestre del año -el INV estima un crecimiento del 2% respecto a la temporada anterior, porcentaje significativo si se tiene en cuenta que el 80% del volumen va dirigido al mercado interno-, junto a las exportaciones en alza, y bien marcada por el vino a granel y el mosto (las estimaciones hablan de un crecimiento del 50% respecto a la temporada anterior).
De todas maneras, conocidos los números finales de cosecha y pulsadas las perspectivas de mercado y las existencias probables, los precios de los vinos básicos a los productores se fortalecieron, contradiciendo de alguna manera a los miedos de principio de año. Aquí, todos hablan de un futuro equilibrio en las existencias de vinos, que -a juicio de los analistas en el tema- no irían más allá de volúmenes equivalentes a 5 o 6 meses de despachos regionales para junio del 2013 -3 meses de blancos y 7 meses de tintos-, cuando se liberen los vinos nuevos. Si se sostienen tanto la dinámica exportadora -incentivada por los volúmenes del granel y el mosto-, como el equilibrio que evidencia el mercado interno, estas circunstancias y los números permiten deducir un año sin sobresaltos.
Algunos de los que leen la letra chica de la vitivinicultura y fundamentalmente las grandes empresas fraccionadoras con mercados -interno y externos-, no están tan tranquilos. Especulan con una cosecha 2013 pobre que termine secando al mercado de vinos básicos haciendo volar los precios de manera irracional y que les haga finalmente perder esos nichos. Históricamente, y según los datos aportados por el INV, hay 2 meses -unos 2 millones de hectolitros-, que no se comercializan; o porque hay gente que ahorra en vino y no le interesa desprenderse o porque directamente son producto de muy baja calidad que están fuera del mercado. Por otro lado, están los optimistas que auguran que a partir de éste esquema de equilibrio que se ha dado en ésta temporada que le ofrece al productor alternativas de diversificación como las exportaciones y la elaboración de mosto.
