Con los últimos racimos de uva en los parrales y con las bodegas elaborando a toda máquina, la Secretaría Ambiente y Desarrollo Sustentable de la provincia multiplicó los controles y el saldo fue contundente: se triplicaron las infracciones de un año a esta parte. Los profesionales de Ambiente advirtieron irregularidades en 26 establecimientos (uno lo clausuraron, ver fotografía) contra 9 del 2012, siendo las faltas más recurrentes el envío de líquidos a las cunetas o la no presencia de plantas de tratamientos de efluentes en las condiciones que lo marca la ley. Con estos números sobre la mesa, el nivel de infracciones vuelve a los altos valores del año 2008 (25 en esa oportunidad).
La multa mínima que deben pagar los infractores es el equivalente a dos sueldos básicos de un empleado de la administración pública provincial, o sea 2.890 pesos (1.445 pesos cada uno -con el aumento del 24,5%-, para la categoría más baja, la 12) y un máximo que puede orillar los 43.000 pesos (no tiene un límite, pero jamás superó los 30 sueldos, explicaron). Las autoridades hicieron hincapié en que este salto, en parte, se debe a que por lo complicada que fue la vendimia el año pasado (poca uva por los temporales y a bajo precio) fueron ‘’menos duros’’ en los controles y que se limitaron a irregularidades graves, haciendo la vista gorda con las faltas menores. ‘’Nosotros tenemos que mediar entre el control ambiental y las fuentes de trabajo. ¿Qué quiero decir con esto? Muchas veces hay casos que ameritan la clausura del lugar pero no lo hacemos porque para una bodega dejar de elaborar es perder mucha plata o tal vez quebrar. Lo que tratamos es de seguir cada caso hasta que lo remedien’’, explicó la subsecretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la provincia, Yalia Daroni.
La funcionaria dijo que en 2012 se hicieron 112 inspecciones y que en lo que va de esta vendimia llevan 152. Y agregó que el organismo de contralor primero ‘’invita’’ a las bodegas a cumplir con la legislación, luego las intima y, si no cumple, recién es pasible de multa. En el peor de los casos clausuran el establecimiento, pero debe tratarse de una falta grave. ‘’Nuestros controles son de vendimia a vendimia. Es decir, por lo general vamos ahora y volvemos el año que viene, con la idea que remedien el problema’’, apuntó la funcionaria.

