Américo "Atete" Clavel es profesor de economía en la universidad pública, consultor de empresas y empresario industrial bodeguero. Ahora acaba de cumplir el sueño de escribir un libro -Principios de Economía Política y Finanzas- donde expone en forma pedagógica los temas clave de la economía, desde las principales corrientes hasta plasmar sus propios pensamientos sobre la realidad que vive Argentina. "Hay un problema con la clase empresaria de este país", dice al referirse a la inflación: "Los empresarios suben (los precios) porque están acostumbrados a que siempre ganan cuando suben. Y después viene la inflación y vuelven a aumentar", criticó. Pensamiento llamativo, teniendo en cuenta que él forma parte de ese sector al que cuestiona. Considera imprescindible modificar la Ley de entidades financieras "para que los bancos presten plata al sector productivo en la misma proporción que hoy lo hacen al consumo", dijo que el gobierno debería emitir más plata, que no debe achicar el gasto público y que la oposición siempre va a criticar el uso del dinero en épocas de elecciones.

-¿Hay que achicar el gasto como dice la oposición?

-Creo que cualquier oposición se va a oponer al gasto público alto en época de elecciones. El gasto público que estaba bien antes, ahora está mal. Porque el gasto público alto trae votos y los políticos son como las modelos, es el oficio de gustar. Una modelo que no guste no gana plata. Y ellos quieren mostrarse bonitos y una forma de verse bonitos es ponerlo feo al otro.

-¿Y el impuesto al cheque hay que coparticiparlo?

-Salvo los impuestos al comercio exterior, todos los impuestos deben estar dentro del esquema de coparticipación general.

-¿Cree que se podrá modificar la ley de coparticipación?

-Hace falta la adhesión voluntaria y unánime de todas las provincias. Eso no se va dar nunca. No se va dar si la quieren hacer unánime. Lo otro que pueden hacer es que las provincias en rebeldía le saquen los poderes tributarios delegados a la Nación y digan "vamos a hacer un nuevo régimen’. Pero a nosotros no nos convendría. San Juan tiene un porcentaje muy bueno de coparticipación.

– ¿Por qué considera imprescindible cambiar la ley de entidades financieras en su libro?

-La principal crítica es que les permite a los bancos prestarle fondos provenientes del sector productivo a quien se le da la gana. Hoy se los prestan al sector consumidor y elevan la demanda. Y al no haber una oferta contrapuesta los precios tienden a subir. Si a los bancos los obligás a prestar en una proporción al sector consumidor y en una proporción al sector productivo estaríamos en presencia de una situación distinta. Le prestan al sector consumidor porque tiene menos riesgo y las tasas que les cobran a los consumidores son mayores. Los consumidores sólo preguntan cuál es la cuota que deben pagar, sin averiguar la tasa de interés.

-Usted dice que hay distintos tipos de inflación ¿cuál tenemos ahora?

-La inflación debido a causas políticas. Cuando los empresarios ven una turbulencia política resuelven demorar una inversión y cuando eso pasa, hay un proceso productivo que no se hace, un bien que no se crea. Eso desencadena una inflación de demanda, porque si no se han creado los bienes, hay consumo y suben los precios. Los empresarios suben los precios porque están acostumbrados a que siempre ganan cuando suben. Y después viene la inflación y van a volver a aumentar. Hay un problema con la clase dirigente de este país. Brasil devalúa, pero su tasa de inflación interna no crece, allá las empresas provocan un aumento de productividad que no se traslada a los precios. En Argentina lo trasladan inmediatamente. La única vez que no se trasladó fue en la crisis del 2002 y fue porque no había demanda.

-¿Estamos cerca de un ciclo recesivo, dado que usted habla de que se produce cada 10 años y cae justo en el 2010?

-Cada 10 años hay un conflicto profundo, y el último fue en el 2001. Depende del gobierno que venga otro.

-¿Y qué tendría que hacer para evitarlo?

-Encarar una reforma monetaria, aumentando el circulante y cambiando la ley de entidades financieras y subordinando la actuación del banco Central al poder político. También haría una reforma fiscal porque hay impuestos regresivos.