Martín Hinojosa visitó ayer por tercera vez la provincia desde que asumió al frente del Instituto Nacional de Vitivinicultura, esta vez para acompañar a los inspectores en los controles de calidad a las bodegas. Defendió la alternativa de hacer vino desalcoholizado y entre otros temas, dijo que le "duele" la grieta que hay en la vitivinicultura.
-¿A qué ha venido a San Juan?
– Hemos definido un operativo más presente en las bodegas para controlar el tenor azucarino. El año pasado, con la cuarentena no pudimos hacerlo. Personalmente me he cargado el operativo al hombro junto con el vicepresidente Hugo Carmona, y voy a ir a tomar las medidas refractométricas junto con los inspectores.
-¿Por qué es importante ese control?
-Porque si se modifica el tenor azucarino hay posibilidad de adulterar los vinos. Lo que estoy buscando es cuidar la calidad de los vinos, y entonces logrando esto evitamos la adulteración. Nunca un presidente del INV lo ha hecho personalmente, pero yo lo hago porque me gusta, porque vengo del sector, de una familia bodeguera y productora y conozco del tema.
-Está impulsando algo que armó gran polémica, que es hacer vino sin alcohol, ¿por qué?
-En primer lugar no es vino sin alcohol, es vino desalcoholizado; porque primero se hace vino y después se desalcoholiza. Y yo no lo estoy instalando porque a mí se me ocurra. Nosotros venimos viendo una tendencia en el mundo y también en la Argentina, de consumir cada vez con menor graduación alcohólica todas las bebidas. Incluso, fíjese que hay beneficios impositivos cuando se ingresa a distintos países. Los vinos con menor graduación alcohólica permiten mayores beneficios impositivos. Esto no quiere decir que uno no tenga que trabajar más los vinos tradicionales, todo lo contrario, yo soy un consumidor de vino tradicional y no sería seguramente un consumidor de vino desalcoholizado; pero cuando vos escuchás al consumidor -y no sólo tratás de educarlo- te das cuenta de que hay consumidores para ese tipo de vinos.
-¿Qué países tienen esta tendencia?
-Por ejemplo India, que tiene 1.500 millones de habitantes. Todo el mercado musulmán que no toma alcohol. El año que viene hay un mundial de fútbol que se hace en un lugar donde no se puede tomar alcohol (por Catar), y vos tenés la cerveza sin alcohol, tenés el café descafeinado y no por eso dejas de tomar café; tenés la leche deslactosada. ¿Por qué no nos damos la oportunidad, la alternativa de que el vino también sea desalcoholizado?
-¿Pero no es muy costoso hacer el vino desalcoholizado?
-Estamos estudiando justamente eso, hay dos tipos de mecanismos para hacerlo. Cuando podamos viajar al exterior vamos a hacer una visita a los países que ya son avanzados en este tema. Yo digo que hay que hacer cero alcohol, o también baja graduación para conquistar también otros nichos. Nadie va en contra de los buenos vinos que se están haciendo, pero hay público para todo, incluso para mezclar el vino con jugos. Por eso, cuando escuchás al consumidor te llevás otra visión, otra percepción de lo que se está haciendo.
-¿No es más fácil hacer jugo de uva?
-Pero no es lo mismo. El proceso Industrial es el desafío más fuerte que tenemos en este tema. Las bebidas colas sin azúcar al principio no eran muy buenas pero con el tiempo mejoraron y hoy es difícil distinguir una bebida con azúcar o sin azúcar. Con la cerveza sin alcohol pasa lo mismo, las primeras sin graduación alcohólica eran diferentes a las actuales. Ese proceso nosotros lo debemos trabajar en el vino y a eso es a lo que apuntamos.
-¿Sirve que se siga firmando el acuerdo de diversificación, el acuerdo del mosto?
-Creo que es una herramienta más de la vitivinicultura, que es válida y que ha servido. Pero el hecho de discutir si sirve, o no sirve; es contra qué. Si alguien dice que no sirve el acuerdo, bueno discutamos qué es lo que hay que hacer. El acuerdo algunos años ha tenido más éxito, y otros menos; pero no es un tema en el que INV tenga injerencia.
Es mucho más valedero que dos personas que piensan distinto se sienten en una misma mesa.
-¿El mosto debe seguir siendo un elemento regulador de los excedentes de vino?
-Creo que el mosto ya no es un elemento secundario o regulador, sino que debe empezar a tratarse como un producto en sí. Argentina es el primer exportador mundial de mosto, entonces ya es un producto en sí mismo que hay que revalorizar y trabajarlo ganando mercados, trabajando en los mercados.
-Este año hay un gran quiebre en el sector vitivinícola, y se miran de reojo por un lado la Coviar y por otro la Mesa Nacional Vitivinícola. ¿Cómo afecta a la vitivinicultura?
– Yo pienso que los dirigentes, los que tenemos cargos importantes, debemos estar a la altura de la situación que vive la gente y debemos tener la capacidad de poder sentarnos en una mesa y discutir nuestras diferencias. Para mí, es mucho más valedero que dos personas que piensan distinto se sienten en una misma mesa y decidan en qué se pueden poner de acuerdo y en qué pueden trabajar para mejorar el sector. Desde la política, desde las instituciones, las entidades del sector privado debemos tener esa capacidad, porque si no, seguimos peleándonos entre nosotros por todo. La sociedad ve con buenos ojos cuando dos partes que no coinciden se sientan en una mesa a discutir. ¡Los que queremos al sector y venimos del sector nos duelen estas separaciones, nos molesta, nos jode que no se puedan sentar y ponerse de acuerdo!
-¿Ha hablado con la nueva Mesa Nacional Vitivinícola?
-Yo me he sentado con las dos partes y veo grandes similitudes, y por supuesto que hay diferencias, pero la vitivinicultura tiene diversidad y no se puede pretender homogeneidad porque de hecho somos diversos. Hay 1.000 bodegas, 20.000 productores, algunos fraccionadores, otros comercializadores, otros trasladistas, otros mosteros, los del mercado interno y los del mercado externo; y todos con intereses diversos y legítimos. Pero debemos tener la capacidad de poder sentarnos como gente a discutir diferencias. No puede ser que no tengamos esa capacidad de poder discutir en una misma mesa. Después que se decida en qué mesa, pero en una misma.
-Hace días la Coviar presentó el Plan estratégico 2030, ¿cree que se cumplirá con estos quiebres?
-Hay que ver. No me gusta hacer futurología, pero sí lo que puedo decir es que hay una ley nacional y las leyes se cumplen. Por eso digo que hay que sentarse en la mesa si uno no está de acuerdo y no evitar esa posibilidad. Me parece que es clave que las diferencias se discuten en ese lugar.
-Considerando el aumento de la materia prima, que los vinos están subiendo de precios y el poder adquisitivo es menor, ¿cómo ve el consumo de vinos este año?
-No me animo a hacer futurología. Yo espero tener buenos niveles de consumo, sería tremendo éxito igualar el 2020, pero entiendo que hay condiciones diferentes. El 2020 fue atípico, la comparación se hace difícil. Pero, bueno, si alguien me preguntaba en febrero del año pasado si iba a aumentar el consumo y luego cuando estábamos todos encerrados yo iba a decir que no. Pero, sin embargo, nos sorprendió gratamente.
-Las exportaciones también han venido en alza pero estos dos últimos meses desaceleraron un poco, ¿qué pasó?
-Sí, desaceleraron por un tema de falta de stock. Pero sí han aumentado los vinos fraccionados, estamos exportando más vino en botellas, seguimos creciendo en vino en botella.
-Pero ahí hay otro problema que es la falta de envases, ¿eso pondrá un freno?
-Bueno, pero nosotros somos optimistas porque hay tres cristaleras muy grandes en el país y la más grande (Cattorini) va a inaugurar un horno en los próximos meses, que van a ser 15 millones de unidades por mes más, con lo cual va a aliviar muchísimo. Tuve la oportunidad de visitarlos y me dijeron que la puesta en marcha depende de la energía, pero la capacidad que va a tener es fuertísima, y va a aliviar.
-Los viñateros locales le pidieron a Kulfas que baje un punto las retenciones para impulsar más la exportación. ¿Apoya ese pedido?
-Con la vitivinicultura hubo un aumento de 3 puntos de los reintegros hace poco, y después una actualización de las retenciones. Esto es dinámico. Hoy hay situaciones como las negociaciones internacionales con el Fondo Monetario que tienen que resolverse y después pasar a ver este tipo de decisiones.