Los exploradores son pioneros en algunas zonas de la cordillera, muchas veces son los primeros en llegar y permanecer días en zonas remotas. Junto a perforistas y geólogos van equipos de salud, que deben asistir a grupos que a veces son de decenas y otras veces de pocos cientos de personas. Lejos de cualquier centro de atención sanitaria, la prioridad es que ningún cuadro se agrave, porque ante cualquier problema, quedan horas por huellas de tierra, en la altura, para llegar a un hospital o salita sanitaria. En San Juan, donde la actividad minera lleva décadas, algunas empresas se han especializado en esta atención en condiciones extremas. Es el caso de Martín Sassul padre e hijo, quienes explicaron a DIARIO DE CUYO cómo se planifica la salud a kilómetros de distancia y en la altura.
“Si sale el ambulancia, todo el proyecto se para”, explicó Martín Sassul padre. Esto quiere decir que cualquier problema que sea grave de por sí o que evolucione hasta serlo, implicará que la campaña completa deberá detenerse. Solo podrán retomar cuando la ambulancia vuelva a campamento. Esto puede tomar 10, 12 o más horas, tal vez un día. Porque en un campamento de exploración lo habitual es que haya un equipo de salud dividido en dos turnos y una sola ambulancia, por lo que solo puede haber un cuadro de gravedad en atención. Por eso, hasta que vuelva el equipo, todos permanecerán a la espera y las tareas, de las que dependen inversiones millonarias, también.
Los Sassul, que además de nombre comparten la experiencia como médicos en proyectos mineros, explicaron que estas condiciones son las que hacen que la prioridad sea la prevención. Los profesionales de la empresa que dirigen están entrenados para detectar cualquier problema y derivarlo antes de que se agrave. Aunque el trabajo empieza mucho antes de llegar a las montañas.
La primera tarea de los médicos laborales de la minería tiene que ver con los exámenes preocupacionales. La Cordillera de los Andes es uno de los entornos más duros del mundo para trabajar y por eso antes de ser contratados, los candidatos deben pasar por exámenes físicos. “Después de los controles, hacemos un informe en el que se informa si son aptos, no aptos o no aptos transitorio”, contó el menor de los profesionales. Hay patologías que impiden que una persona suba a la montaña, como la epilepsia, arteriopatías o infartos. Otras, pueden ser atendidas, estabilizadas y de ahí darse el apto, como el caso de diabetes. Si el cuadro está controlado, esa persona subirá y los profesionales del campamento controlarán su situación.
El equipo básico que funciona en las exploraciones está compuesto un enfermero universitario, chofer, un médico y el equipamiento. Este último se compone en general de medicamentos, para tratar cualquier problema en el lugar, equipos de monitoreo, equipos de paro, para cuadros respiratorio y de trauma. Algunos de estos puntos pueden variar, pero siempre, en todos los campamentos, habrá un puesto de salud.
Es que el personal que trabaja en la montaña debe ser monitoreado todos los días para saber cómo se encuentra su presión, si el mal de altura lo está afectando o como avanzan sus cuadros previos si los tiene. Sassul padre explicó que hay cuadros que empeoran en la altura más rápido. “Los problemas dentales, como un dolor de muelas, pueden ser incapacitantes y un trabajador puede tener que ser bajado por un algo así”, contó. Ni hablar de si se trata de una enfermedad respiratoria o algún otro problema. Por eso los controles diarios son clave, seguir los cuadros antes de que ninguno se agrave. Una de las estrategias, por ejemplo, es detectar los problemas antes de que sea necesario el uso de la ambulancia. “Es preferible prevenir y que puedan bajar en una camioneta al centro de salud más cercano”, explicó el profesional.
> Terreno femenino
A la hora de contratar personal para trabajar en alta montaña, uno de los puntos a tener en cuenta es que sean personas saludables, pero también que se adapten a este tipo de vida. A lo largo de los años, el equipo de medicina de exploración de Rehabilitar fue llenándose de mujeres. Hay 32 enfermeras mujeres y dos varones. En el caso de médicos, la mayoría femenina es 3 a 1. La mayoría son menores de 40 años que aprovechan el trabajo estacional.