Hasta finales de los años “80 del siglo pasado, Vallecito estuvo contenida notablemente con la presencia del tren, símbolo de aliento a la productividad y trabajo para la población. Localidad del centro sur del departamento Caucete, aquí comprobamos una y otra vez que los habitantes, unos 400, según el último censo, saben bien lo que es la paz, la tranquilidad y que las nuevas tecnologías han llegado al lugar, pero no han perturbado el sosiego de un pueblo con mucho afán de incorporar el progreso sin dejar atrás hábitos y costumbres que vienen de lejos.

La escuela de la zona es la “República del Paraguay” y tiene 76 años de existencia. Posee los niveles Nivel Inicial, Primario y Secundario y está ubicada sobre la Ruta Nacional 141, en el kilómetro 63. En el mismo edificio escolar funcionan también una escuela nocturna, la “Dr. Aman Rawson”, anexo “Vallecito Caucete”.

La historia del establecimiento escolar explica mucho las actuales ansias de seguir ampliando las posibilidades educativas de los hijos de esta tierra, ya que los chicos de Vallecito se educan, concurren a su escuela y piensan en seguir estudiando y perfeccionarse para el futuro.

Precisamente, en noviembre del año pasado, los alumnos del nivel secundario participaron de la primera etapa del proyecto de extensión “Un desierto atravesado por el mito de la Difunta Correa”, y como parte de ese trabajo visitaron la escuela de Comercio “Libertador San Martín” de la UNSJ.

En un museo con miles de objetos y testimonios diversos pueden encontrarse unos guantes del boxeador Nicolino Loche, una toalla del cantante Sandro y camisetas de los jugadores Lionel Messi y Marcelo Gallardo.

>Un pueblo antiguo
La localidad de Vallecito ya existía antes del fenómeno de Deolinda Correa, ya que se trata de un antiguo pueblo que fue creciendo poco a poco y hoy muestra un gran barrio y casas aisladas por largos caminos. Pero nadie duda que se conoció mucho más y son mayores sus posibilidades comerciales, desde que se inició la leyenda de la Difunta Correa en el siglo XIX y especialmente por sus proyectos turísticos, que registran unas 700 mil visitas cada año.

Árido territorio hoy convertido en espacio urbano de especiales características y conocido como “Oratorio de la Difunta Correa” se llega a el accediendo por la citada ruta Nacional 141, a 64 kilómetros de la Ciudad Capital de San Juan.

Para los historiadores sanjuaninos la leyenda comienza entre 1840 y 1841 en medio de las luchas fratricidas entre unitarios y federales. Centro de turismo de fe, dispone de hoteles y una variada cantidad de servicios, puestos de venta de artesanías y recuerdos de todo tipo para el paso del visitante o turista.

En la Difunta Correa hay un orden y un registro que lleva adelante la Administración desde el Ministerio de Turismo, Cultura y Deportes, para armonizar los distintos paseos comerciales llenos de propuestas diferentes sobre el atractivo y conmovedor sitio. Algunos comerciantes tienen muchos años en sus puestos y otros son recientes, incluso hay kioscos que han cambiado de mano de generación en generación.

>Una leyenda desde San Juan hacia el mundo
Los recuerdos de la Difunta Correa parten hacia toda la Argentina, pero también a países del resto del mundo, ya que han llegado periodistas de Japón y de Europa a descubrir y mostrar el fenómeno que aquí se desarrolla a diario.

Por otra parte, con el proyecto “Máster Plan del Paraje Difunta Correa”, en 2022 se reacondicionaron sanitarios, se impermeabilizaron paredes y se incorporó la iluminación Led. A ello se agregó la construcción de dos piletas de natación en el camping donde se sumaron también más mesas con bancos, parrilleros, quinchos y baños nuevos. Además, se prevé construir cinco cabañas en medio de unas 2 hectáreas preparadas para el uso turístico.

El rito de encender la vela es el último paso en el acto de peregrinar hasta este santuario de mas de 160 años. Incluso a lo largo de las rutas del país, es posible encontrar pequeños altares y oratorios con velas encendidas a la “Difuntita” y agua “para una mujer que murió de sed en el desierto de arena en 1841, buscando a su marido”. En un amplísimo museo con miles de objetos y testimonios diversos pueden encontrarse unos guantes del boxeador Nicolino Loche, una toalla del cantante Sandro tras un recital y camisetas de los jugadores Lionel Messi y Marcelo Gallardo, entre otros atractivos. Además de todo lo que significa el celebre paraje, cada año, en abril, se realiza la “Cabalgata de Fe”, conjuntamente con la Federación Gaucha Sanjuanina y que parte de la Capital sanjuanina, con la participación de miles de jinetes de todo el país.

Volviendo al resto de la localidad, en Vallecito la mayoría de los hogares disfrutan de dormir la siesta sin cerrar las puertas ni ventanas.

Por Luis Eduardo Meglioli
Periodista
Fuentes: Entrevistas en Vallecito