Los uruguayos elegirán hoy, domingo, su próximo presidente, en un reñido balotaje que podría ser decidido por los votantes que se decantaron por un radical antivacunas y otros candidatos que sumaron pocos sufragios en la primera ronda.

Los últimos sondeos de opinión previos a la votación sugieren que hay solo 25.000 votos de diferencia entre los dos aspirantes, el alcalde opositor de centroizquierda Yamandú Orsi y el candidato conservador de la coalición gobernante Alvaro Delgado. Eso significa que los electores que votaron por los candidatos eliminados en la primera vuelta de octubre serán clave.

Entre esos candidatos se encuentra el antisistema Gustavo Salle, que despotrica desde un megáfono contra las vacunas, la corrupción y la identidad de género, y quiere proteger el medio ambiente. Salle obtuvo mejores resultados de los esperados en la primera ronda, con un 3% de los votos.

El país de 3,4 millones de habitantes acude a las urnas con un presidente popular, una inflación baja y un aumento tanto del empleo como de los salarios reales. Pero persisten preocupaciones de larga data sobre los altos costos de vida, la desigualdad y los delitos violentos.

El presidente Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional de Delgado, constitucionalmente no puede postularse para la reelección inmediata.

Amplio consenso entre ambos sectores
“Hay pocos indicios de que los votantes estén clamando por un cambio político significativo”, dijo el analista uruguayo, Nicolás Saldías, de Economist Intelligence Unit.

El amplio consenso entre ambos sectores en temas como la economía hizo que los principales candidatos tuvieran dificultades para captar la atención del público, añadió Saldías. Ambos aspirantes esperan seducir a cerca del 8% de los votantes de la primera vuelta que no los votaron, pero ninguno ha hecho nuevas promesas en las últimas semanas para atraerlos y los encuestadores dicen que un debate televisado parece haber tenido poco efecto.

Salle, cuyo partido consiguió dos escaños en el Congreso, dijo que no les diría a sus partidarios por quién votar.

“No soy un general que doy orden de votar”, dijo el abogado de 66 años, pero agregó que Orsi podría conseguir más apoyo entre sus seguidores dadas sus políticas de tendencia izquierdista como la protección de los derechos de los trabajadores y el medio ambiente.

Ninguna de las dos coaliciones tiene mayoría absoluta en la Cámara Baja tras las elecciones de octubre, lo que podría limitar la aprobación de propuestas más radicales. Pero el Frente Amplio ganó 16 de los 30 escaños del Senado, lo que, según Orsi, lo coloca en una mejor posición para liderar el Gobierno.

Por Lucinda Elliott y Daniela Desantis
Agencia Reuters