¡Padre del aula, Sarmiento inmortal! reza el himno a nuestro máximo prócer provincial, Don Domingo Faustino Sarmiento, estrofa que bien refleja la inmensa tarea a la que se abocó durante toda su vida y que le valió el título de Maestro de América. Desde muy chico aprendió a leer y escribir y desarrolló el gusto por enseñar, ya en 1825 acompañó a su tío José de Oro, que había sido desterrado, a San Francisco del Monte en San Luis, en donde imparte sus primeras letras en una improvisada escuela rural.

Siempre apasionado por la enseñanza, en el año 1845 durante su segundo exilio en Chile, el presidente Manuel Montt le encomendó la tarea de estudiar los sistemas educativos de EEUU y Europa, viaje que duró varios años y que también se extendió a parte de África. Para 1847, estando en Londres, Sarmiento encuentra textos pedagógicos de Horace Mann, los que le fascinaron e inmediatamente retornó a EEUU para reunirse con él. Allí también conoce a la esposa Mary Mann, mujer de gran educación. Las semillas de estas nuevas ideas pedagógicas germinaron en su ser y darían frutos veinte años más tarde. En 1865 Sarmiento vuelve a EEUU tras renunciar como gobernador de San Juan.

Allí toma contacto nuevamente con los Mann, pero Horance había fallecido y es con Mary Mann con quien Sarmiento desarrolla un proyecto pedagógico que se implementaría años más tarde en 1869, ya siendo Sarmiento presidente. El primer censo nacional había confirmado sus peores sospechas, el 70% de la población argentina era analfabeta.

Casi de inmediato Sarmiento se ocupó del tema y destinó recursos para mejorar los edificios escolares y el mobiliario. Mientras tanto Mary Mann reclutó el primer grupo de maestras que llegarían al país para hacerse cargo tanto de la formación de nuevos docentes como de la dirección de los establecimientos escolares, muchos había que crearlos otros refundarlos, estaba todo por hacer. El plan de Sarmiento era mucho más ambicioso de lo que la historia relata. No solo se trataba de crear escuelas y formar nuevos docentes, también era un plan sistemático para repoblar el país.

Docentes norteamericanas
La idea era formar nuevas comunidades fomentando la inmigracion y la educación. 61 Maestras llegaron a estas latitudes entre 1869 y 1898, todas enviadas al interior del país. San Juan, Mendoza, Catamarca, Salta, Jujuy, etc. Entre ellas podemos citar a Mary Olsin Graham, quien pasó por nuestra provincia y fue vicedirectora de la Escuela Normal Sarmiento, después reemplazada por su compatriota Clara Armstrong, Florence y Ana Atkinson también pasaron por la provincia, Jeannette Stevens (Miss Juanita, que estuvo en Salta y Jujuy), Mary Olive Morse y Margaret Collord (que estuvieron en Mendoza), Mary Gorman (la primera que llegó al país), Emma Caprile, Agnes Trégent, entre muchas otras.

El proyecto de Sarmiento era hacer florecer el interior, no le interesaba implementarlo en Buenos Aires, dónde había recursos y personas educadas. Lamentablemente la empresa se tornó extremadamente cara, llegando a consumir el 40% de los recursos del estado. Las dificultades de transporte, el problema del idioma (ya que no todas hablaban español) y las malas condiciones económicas de un país diezmado por divisiones y enfrentamientos internos, retrasó enormemente su implementación y no tuvo la envergadura que soñó el prócer. Sin embargo otorgó el derecho a la educación a las mujeres y a las clases trabajadoras y sentó las bases de la educación argentina de los siguientes 50 años.

Por Antonio Diaz Ariza
Docente-Escritor