Mañana 1 de mayo estaremos celebrando la fiesta de san José obrero. Es la segunda memoria de san José que ofrece el calendario litúrgico. Miramos a José en su dimensión de hombre trabajador. Como todo padre de familia que vela por el bienestar de su casa, José mantuvo su familia con el trabajo cotidiano.

En los relatos de la infancia que nos ofrece el evangelio de Mateo y Lucas sólo se describe el rol de un san José elegido para ser padre de Jesús, obedece al ángel Gabriel para que reciba a María y entienda que lo que ella concibió fue por obra del Espíritu Santo, se va a Egipto frente a la locura de Herodes de matar a los inocentes pero nada se explicita de su función laboral. Hay una sola referencia bíblica en la vida pública de Jesús cuando va a Nazaret, el pueblo donde se había criado y lo llaman a Jesús el “Hijo del carpintero” en Mt 13:55 (cf. Mc 6:55).

En las biblias que usamos traduce la palabra griegas “tékton” por carpintero (Mt 13:55). Pero nos preguntamos ¿que es realmente “tekton”? Los críticos sostienen que se trata de una palabra genérica que designa al albañil, orfebre, tejedor, carpintero, herrero, arquitecto inclusive tintero. El término “tekton” aparece sin ninguna partícula griega que lo especifique lo cual indica que los evangelios no precisan el oficio de José.

Otro elemento que nos echa luz acerca de la cuestión de José obrero es tener en cuenta el territorio donde vivió la Familia de Nazaret. En Galilea y en Judea la madera no era la materia prima común de la zona. Ser carpintero habría sido como tener el oficio de pescador en San Juan. Si bien habría gente que trabajaba la madera pero no era un oficio propio de la zona. Nazaret era considerado como una localidad muy precaria con casas hechas de piedra.

Si Jesús habría sido carpintero tomando el oficio de su padre los evangelios lo habrías acentuado de alguna u otra manera. Las enseñanzas del ministerio público de Jesús se refiere más de 40 veces a las labores agrícolas, 10 veces a las ganaderas, 50 veces a las acciones de interacción social y más de 40 veces a las labores de construcción relacionadas con la piedra. El conocimiento de estas actividades eran comunes para un judío de la época pero da la sensación que los conocimientos específicos de construcción prueban algún vinculo especial con el oficio de José y de Jesús.

Al celebrar a José obrero pedimos por todos los trabajadores para que vivamos de una manera digna y podamos desplegar las potencialidades de todo lo que implica ser personas. Juan Pablo II comentaba “el trabajo es algo más que ganarse la vida, no es una carga sino una bendición. El trabajo es expresión de nuestra dignidad y una contribución al bien común”. Oremos a Dios pidiendo la intercesión de san José para que los trabajadores no caigan en el desaliento y en la preocupación de poder tener un bienestar digno.

Que nuestras familias que viven del trabajo puedan estar bien. Trabajar y a penas poder comer o estar con lo justo no hace bien. Deprime. No podemos ver rostros angustiados y pensativos pensando qué más podemos hacer para que nos alcance la plata. Que san José nos ayude a cultivar la esperanza y nos ayude a vivir en estas luces y sombras como lo hizo a lo largo de su vida.

Por el Presbítero Fabricio Pons
Párroco de Santa Bárbara de Pocito