El presidente argentino, Javier Milei, presentó una visión sombría en su discurso inaugural hace un año, en medio de una crisis económica. Advirtió que “no hay plata”, prometió una terapia de “shock” para la economía y dijo que las cosas iban a empeorar antes de empezar a mejorar. La multitud frente al Congreso aplaudió sus palabras.

Un año más tarde, Milei ha logrado una hazaña que desafía la gravedad: mantener ese fervor encendido y evitar que el país se sumerja en protestas feroces, incluso mientras implementa severos recortes de gastos que han afectado la economía y aumentado la pobreza.

El economista, que cumple hoy un año en el cargo, se ha proyectado a escala global. Se ha convertido en un referente para los mercados y la derecha global, con el apoyo público del multimillonario de Tesla, Elon Musk, y el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.

En Argentina, está llevando adelante un experimento audaz -aunque arriesgado- que convierte a la tercera economía de América Latina y un productor clave de granos, gas y minería, en un caso raro de prueba en vivo de economía libertaria de libre mercado y desregulación. Hasta ahora, sin embargo, está desafiando a los escépticos.

El balance económico
Los números de Milei en las encuestas son altos, la inflación mensual ha bajado del 25% al 3%, los mercados se están disparando y las brechas en los mercados de cambios se han reducido.

Esto ocurre a pesar de que el crecimiento sigue siendo débil, golpeado por sus recortes de gastos. Las reservas del banco central han mejorado, pero siguen en números rojos, y un poco más de la mitad de los 45 millones de argentinos viven en la pobreza.

“Milei hizo un ajuste que es tremendo, que ha generado una recesión enorme”, dijo el analista político Facundo Nejamkis, director de la consultora Opina Argentina. “Y, sin embargo, la gente que lo votó lo continúa apoyando y lo continúa sosteniendo”, agregó. Parte de la explicación es lo que sucedió antes.

Los argentinos votaron a Milei el año pasado en una elección sorprendente impulsada por la ira contra los partidos políticos tradicionales que han estado a cargo durante décadas de recesiones, déficits fiscales, cesaciones de pagos de deuda, controles cambiarios y una inflación galopante. Gran responsabilidad es del Kirchnerismo izquierdista, aliado de las dictaduras de Venezuela, Nicaragua, Cuba, Rusia, China e Irán.

Los números de Milei en las encuestas son altos, la inflación mensual ha bajado del 25% al 3%, los mercados se están disparando y las brechas en los mercados de cambios se han reducido.

Austeridad de motosierra
El rápido ascenso de Milei, que pasó de analista económico de lengua ácida a presidente, ha sacudido a Argentina y se ha proyectado al exterior. Su austeridad, sus planes para recortar el Estado y su retórica anti-“woke” lo han convertido en el favorito de la derecha conservadora y de los mercados.

Kari Lake, una republicana estadounidense seguidora de Trump, calificó a Milei como la “versión con mucha cafeína de Donald Trump” en una cumbre conservadora este mes en Buenos Aires.

Si Milei tiene éxito, podría rediseñar el mapa político de Argentina. El libertario tiene posibilidades de obtener más bancas en el Congreso en las elecciones legislativas del año próximo, lo que aumentaría su capacidad de aprobar reformas.

Su Gobierno, sin embargo, enfrenta una fase difícil: reactivar una economía estancada, poner fin a controles cambiarios que han demostrado ser difíciles de levantar y mantener a raya la ira popular por el alto costo de vida y los recortes que afectan a jubilados y trabajadores en general.

Pragmatismo
Milei sigue siendo un recién llegado a la política, que está reduciendo drásticamente el tamaño del Estado en un país en el que millones de personas ingresaron gracias a prevendas políticas. Sin embargo, analistas resaltaron que la postura pragmática de Milei lo está ayudando a cambiar la historia de decadenciar. Ha ganado aliados del ala política conservadora tradicional que le han permitido navegar en el Congreso a pesar de tener pocas bancas. Puso moderados en su gabinete y suavizó ataques a socios comerciales como China a pesar de sus diferencias ideológicas.

Con un estilo directo y agresivo, que lo ha mantenido en el centro de la escena, Milei sigue siendo un enigma. Todavía aparece con una motosierra para representar sus recortes y suele apelar a lo que llama las “Fuerzas del Cielo”. Su confidente más cercana sigue siendo su hermana Karina, a quien llama “El Jefe”.

Pero mientras muchos argentinos de a pie atraviesan verdaderas dificultades, Milei ha sido concreto en advertir de esta dura situación, debido al desastre económico dejado por el kirchenrismo, cuya líder, Cristina Kirchner ya fue condenada por corrupción y aún tiene múltiples cuentas pendientes con la Justicia.

Por tal motivo es que el presidente habla de que la austeridad es la dura medicina que el país sudamericano rico en recursos necesita para cambiar su suerte y verla de manera positiva.

Por Lucila Sigal
Agencia Reuters