La región de San Juan se ha consolidado como una de las zonas vitivinícolas más importantes de Argentina, y mantener a salvo sus viñedos de amenazas externas es crucial. Una de las principales preocupaciones en esta época es la Lobesia botrana, una pequeña polilla conocida por dañar los cultivos de uva en varias partes del mundo.

El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) lanzó una alerta para intensificar las medidas de control en el Valle de Tulum.

Control con precisión
Mejor prevenir que curar: frase de cabecera en cualquier producción agraria. El Programa Nacional de Prevención y Erradicación de Lobesia botrana (PNPyE Lb) implementado por Senasa establece estrategias de control para minimizar el riesgo de una infestación y proteger la producción vitivinícola. Este programa incluye la aplicación de productos fitosanitarios autorizados para el control del segundo vuelo de la plaga y la Técnica de Confusión Sexual (TCS), una de las innovaciones más efectivas y sostenibles en el control de plagas agrícolas.

Para un control adecuado, es fundamental que los productores de uva sigan de manera estricta las indicaciones de Senasa en cuanto a tiempos y métodos de aplicación de productos fitosanitarios. En el caso de los cultivos en estado de baya verde, es vital realizar la aplicación durante el periodo de alerta, hasta el 22 de noviembre, en el Valle de Tulum. Por su parte, en los distritos de Sarmiento y 25 de Mayo, el periodo recomendado es del 18 de noviembre al 6 de diciembre.

La puntualidad y precisión en la aplicación de los productos es clave para evitar la aparición de larvas en las bayas de la vid. Las uvas en este estado son susceptibles a las larvas de la polilla, que se alimentan del fruto y pueden abrir la puerta a infecciones secundarias que afectarían la calidad del producto final.

Amenaza mundial
Es importante destacar que el impacto de la Lobesia botrana no se limita únicamente a los viñedos argentinos; la plaga también ha afectado seriamente otras regiones vitivinícolas del mundo, incluyendo áreas extensas de Europa y Chile. En estos lugares, los daños causados han generado pérdidas significativas en términos de calidad y cantidad de la uva, lo que influye tanto en el valor comercial como en la sostenibilidad de los cultivos a largo plazo.

A nivel mundial, se han implementado medidas para mitigar su avance mediante técnicas de control biológico y métodos integrados que combinan prácticas químicas con el uso de enemigos naturales, como depredadores y parasitoides específicos. Estos enfoques han demostrado ser eficaces en reducir la dependencia de químicos sintéticos, al tiempo que ayudan a conservar el equilibrio natural de los ecosistemas agrícolas.

En Argentina, donde el sector vitivinícola es un pilar económico y cultural, proteger los viñedos de la amenaza de la Lobesia botrana se convierte en una prioridad. La continuidad de un esfuerzo de control constante y eficaz no solo asegura la calidad de la producción local, sino que también reafirma el compromiso del país en mantener la sanidad y excelencia de sus vinos en los mercados internacionales.

Fuente: Senasa