El equipo económico de nuestro país se mantiene cauto en relación al futuro acuerdo con el FMI. Tanto en Washington como en Buenos Aires dan por hecho que no habrá mayores dificultades para llegar a un nuevo acuerdo de facilidades extendidas, que podría incluir no solo metas cuantitativas sino también compromiso de reformas estructurales. Aunque sin precisar cifras, Luis Caputo confirmó que el nuevo programa incluirá desembolsos y que el foco de la negociación está puesto en cómo se escalonarán los desembolsos.

“Con el FMI hemos empezado a hablar informalmente de un nuevo programa. Probablemente vamos a ir a un programa nuevo y seguramente va a implicar nueva plata. Estamos discutiendo dos cosas, cuánta plata es y cómo entrará ese dinero. No es lo mismo que te desembolsen al principio USD 1.000 millones, que entren USD 12.000 millones”, dijo Caputo.

El presidente Javier Milei, señaló en una entrevista que la baja del riesgo país “facilitaba mucho las cosas” al ser consultado sobre la relación con el FMI. Fue la forma de sugerir por parte del Presidente que ya no habría tanta dependencia del organismo multilateral, sobre todo pensando en hacer frente a los vencimientos de deuda del 2025. No obstante, el ministro de Economía reconoció que comenzaron a “hablar informalmente” con el FMI y que esas conversaciones incluyen la llegada de dinero fresco.

Actual rumbo económico

El FMI confirmó ayer que el Gobierno argentino “explora la opción de pasar a un nuevo acuerdo”, al tiempo que volvió a ponderar las políticas de la gestión de Javier Milei, que dieron lugar a “resultados impresionantes”.

Quien dejó estas frases fue la vocera del FMI, Julie Kozack, durante su habitual conferencia de prensa semanal. “Las autoridades están explorando ahora la opción de pasar a un nuevo acuerdo”, sostuvo, y afirmó que “las autoridades argentinas han seguido implementando su programa de estabilización económica y el programa está dando resultados impresionantes”.

Milei estuvo reunido con la titular del Fondo, Kristalina Georgieva, en el marco del encuentro del G-20. La reunión transcurrió sin mayores cuestionamientos, ante el sobrecumplimiento de las metas por parte de Argentina, especialmente en materia fiscal, pero también en lo que respecta a la acumulación de reservas y control de los agregados monetarios.

Entre los logros, la representante del FMI hizo referencia a “una reducción considerable de la inflación, el superávit fiscal, y una mejor cobertura de las reservas”, y agregó que “también hay señales de recuperación tanto de la actividad económica como de los salarios reales”.

El Gobierno venía indicando que era imprescindible recibir al menos USD 10.000 millones por parte del FMI, especialmente para fortalecer las reservas y levantar el cepo cambiario.

Sin embargo, la baja tan fuerte del riesgo país, que quedó cerca de perforar los 700 puntos básicos, abre otras posibilidades como señaló el propio Presidente.

Situación más holgada

Si el riesgo país sigue en baja y perfora los 500 puntos básicos, se abren nuevas opciones. Una de ellas es colocar nueva deuda en el mercado a tasas de un dígito. Es algo que la Argentina no logra desde principios de 2018. Sería nueva deuda para repagar los vencimientos que se van presentando.

Pero hay otras opciones que empiezan a circular, como la posibilidad de canjear los bonos más cortos como el AL29 y el AL30 por títulos más largos, que permitan estirar los vencimientos de capital al menos 5 años. La fórmula en este caso sería incrementar los cupones para ofrecer una “zanahoria” a los inversores que lo acepten. Esto es una práctica habitual en el mercado e incluso lo han hecho este año varias empresas argentinas que tienen acceso a financiamiento internacional.

Todas estas opciones ponen al Gobierno en una situación algo más holgada para sentarse a negociar la llegada de dinero fresco con el FMI, ya que la inclusión de ese dinero en el nuevo programa implica que el Fondo podría volverse más exigente con las metas a cumplir, quitándole grados de libertad a la política económica.

Hace poco se supo que el Gobierno también recibirá fondos frescos del BID y el Banco Mundial por USD 4.000 millones, lo cual también representa un alivio para las reservas y para hacer frente a los pagos del 2025.

La deuda que vence con privados el año próximo suma USD 10.000 millones, incluyendo el capital e intereses de bonos dolarizados.