En la medida que haya conciencia, que solo con el esfuerzo y el trabajo se logra la riqueza, cambiará la realidad de Argentina.
Está totalmente confirmado, por la experiencia de todos los argentinos, que cuando interviene el Estado, para ser más claros aún, el gobierno de turno desde hace décadas, éste le quita todo al que produce, para darlo al menesteroso. Esto con la clara intención de hacerlo un cliente político, un esclavo que sirve para los fines del gobernante para las elecciones. De esa manera, se asegura continuar con actos que se transforman con el tiempo en “culturales”. Esto debido a que el partido político con ideología populista lleva a que muchos miles de ciudadanos, se mal acostumbren a la dádiva y no a la cultura del trabajo.
Por otro lado están aquellos que con mucho esfuerzo logran levantar una pequeña empresa o emprendimiento junto a los trabajadores que apoyan estos esfuerzos y viven del fruto de su trabajo.
Entonces vemos que con tantas décadas de populismo, empresarios y trabajadores se desmoralizaban porque no veían que el fruto de su esfuerzo se tradujera en ganancias dignas para poder vivir de la mejor manera, acorde al esfuerzo realizado.
Aumentar la riqueza con mayor producción
Distinto es, si se le da la oportunidad, responsabilizando y garantizándolo a devolver el incentivo, una vez que dio los frutos, del esfuerzo y nuevo emprendimiento. Esto sí es la forma de aumentar la riqueza: con mayor producción.
Son conductas a tener en cuenta, para el fortalecimiento de un Estado eficiente y austero. Tan equivocadamente fue el accionar del gobierno anterior. Disfrazaron acción social, a cambio de votos. Esto es el populismo que engañó a muchos conciudadanos y lo sigue haciendo.
Y, como todos los extremos son malos, se puede asegurar que también es malo el liberalismo puro, pues a veces el incentivo bien regulado es indispensable para el despegue de posibles empresarios del mañana. Pero también se debe sancionar los abusos que llevan a fomentar el denominado “capitalismo salvaje”. Esto se debe evitar con leyes que permitan crecer, pero también que quienes prestan sus servicios en las empresas, ganen salarios dignos que permitan identificarse con el trabajo y la firma para la cual trabajan.
Cualidades empresariales
El verdadero empresario tiene dones especiales: capacidad, visión, previsión, honestidad, intuición y valentía para correr riesgos necesarios.
La honestidad, sería tema a desarrollar, pues es el mal actual: peligro del actuar liberal puro, pues el hombre es proclive a la avaricia, ese mal que corrompe. Debemos evitar desmesura y actuar con sensatez.
Se necesita de medios o capital para comenzar la etapa productiva. Es allí la tarea del Estado, de implementar muy bien organizado, sin dilapidar los medios, sino, asegurando y garantizando la devolución sin pérdida alguna.
Es importante recordar la expresión “no se puede multiplicar la riqueza dividiéndola”.
Esto deberíamos tener en cuenta para aplicar esta reflexión, en la conducción económica del país.
Por Beatriz del Alba