Una grave sequía ha provocado que el agua del grifo no sea potable en varias localidades de la Costa Blanca española, obligando a veraneantes y lugareños a hacer cola en los puntos de distribución para conseguir agua embotellada que cubra sus necesidades básicas.
El descenso del nivel del agua ha provocado un aumento de la salinidad, lo que ha llevado a las autoridades de algunas zonas a declarar que el agua del grifo no es potable, ni apta para cocinar. El agua embotellada se está distribuyendo gratuitamente.
Según activistas, el desarrollo excesivo, el cambio climático y el turismo masivo durante los meses de verano boreal, cuando aumenta la población del popular destino mediterráneo, han agravado el problema.
En la zona de la Marina Alta, al norte de la capital de la provincia, Alicante, el consumo de agua se dispara hasta los 19.670 millones de litros en julio, frente a los 2.300 millones de litros de enero.
En la zona hay casi 38.000 piscinas, es decir, una por cada cinco habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística. El promedio en toda España es de una piscina por cada 35 personas.
La falta de agua ha obligado a los ayuntamientos a prohibir actividades como llenar piscinas o regar jardines y lavar vehículos durante el día.
“Estamos entrando ya en una emergencia climática”, dijo Joan Sala, del grupo ecologista Acció Ecologista-Agro, basándose en la escasez de precipitaciones en el norte de la provincia de Alicante, que recibió la mitad de la cantidad habitual de lluvia el año pasado y sólo el 10% de los niveles medios en lo que va de año.
“Hay que tener un poquito más de previsión, porque ahora en verano hay muchísima más gente que en invierno”, dijo Fernando Sapena, propietario del restaurante El Racó De L’arròs, en la localidad de Teulada-Moraira, especializado en paella.
Tradicionalmente, los valencianos atribuyen el inconfundible sabor de la paella local al agua dura, rica en minerales, que allí se bebe.
La sequía también ha causado más de 65 millones de euros (72,27 millones de dólares) en pérdidas al sector agrícola de la región, según dijo en julio la asociación de agricultores ASAJA.
Por Eva Máñez y David Latona
Agencia Reuters