Expresan los historiadores o antropólogos, que durante la Edad Antigua y el Medioevo las celebraciones navideñas y su misterio se trasmitían a la comunidad a través de diferentes íconos pictóricos y efigies. En general estas representaciones artísticas-sacras fueron de estilo bizantino y románico. Pero además el nacimiento de Jesús se exteriorizaba con canciones, danzas y una que otra representación teatral realizadas en los atrios de los templos. Frecuentemente en aquellos remotos tiempos cada pueblo incorporaba a la Navidad su nota propia, recreando la venida del Mesías de manera distintiva. Por ejemplo las Navidades españolas tenían como particularidad la entonación de los típicos y alegres villancicos y el armado de pesebres, entre otras singularidades.
Las tradiciones navideñas Latinoamericanas son fruto de esa cultura hispánica, caracterizada por profusas modalidades. No obstante los misioneros, especialmente franciscanos y jesuitas, que estaban al corriente de las distintas cosmovisiones religiosas prehispánicas, de ninguna manera las desestimaron. Por lo tanto adecuaron estas tradiciones al bagaje cultural europeo. Así en cada región de nuestra América emergieron diferentes maneras de festejar la Navidad. Algunos cronistas nos han dejado interesantes datos acerca de esta tradición. Por ejemplo la festejada en la localidad ecuatoriana de Saraguro. Allí se celebraba el “Capac-Raimi”, festividad del incario correspondiente a la siembra del maíz. Fruto de la evangelización, esta festividad se amalgamó con las cristianas y actualmente se hace después del segundo deshierbe correspondiendo a la fiesta católica de Navidad.
En nuestra tierra las usanzas navideñas se recuerdan de distintas formas, también consecuencia de la conjunción con las creencias nativas. De esta manera encontramos un abanico de rituales navideños, en donde cada región posee su rasgo distintivo. Por ejemplo en Santiago del Estero se realiza la fiesta de San Esteban Chico. En la misma se entremezclan plegarias con bailes y juegos, actuando típicos personajes como los alféreces y otros oficiantes. Otra celebración es la realizada en Corrientes en honor a San Baltasar, en la cual los “cambá” (negros) reverencian al Rey Mago de esa raza. Para concluir, quizá la festividad navideña más representativa se la conmemorada en La Rioja, conocida como “el Tincunacu o encuentro”, en donde se “encuentran” San Nicolás de Bari y el Niño Jesús bajo al advocación del Niño Alcalde.
Por el Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magister en Historia
(Bibliografía: Marzal, Manuel. Tierra Encantada. Pontificia Universidad Católica del Perú, Ed. Trotta, Madrid, 2002.)