El presidente Javier Milei unió uno de los más importantes hitos de su gestión, el punto final para el cepo cambiario, con un mensaje que podría ser el puntapié inicial para la campaña electoral. Lo hizo a través de un discurso de 22 minutos por la cadena nacional el viernes en la noche que se diferenció de otros por la ausencia del tradicional latiguillo “Viva la libertad, carajo+ y por apelaciones a todos los argentinos, sin importar el partido o credo al que adhieran.

El mandatario sabe más que nunca que sus principales adversarios políticos no son el mayor escollo de cara a las cruciales elecciones de medio término. En los seis meses y medio que restan hasta la convocatoria a las urnas del 26 de octubre, el rival a vencer es un viejo enemigo de los argentinos: la desconfianza, alimentada por la posibilidad de un rebrote inflacionario.

El aumento del índice de precios al consumidor al 3,7% en marzo, conocido oficialmente el viernes, constituye el más alto desde agosto último, cuando la inflación registró el 4,2%, y pareció dejar descolocado al propio presidente de la Nación, quien pocos días atrás había asegurado que el índice tendría el 1 adelante en mayo o junio. Para desalentar cualquier expectativa negativa, Milei se preocupó por reiterar que la inflación es un fenómeno monetario y que, como su programa contempla eliminar la emisión de pesos sin respaldo para siempre, “tarde o temprano, la inflación argentina va a desaparecer+. Como los dinosaurios.

Causas de la inflación

Sobre la interrupción del proceso de desinflación, del que darían cuenta las cifras del Indec correspondientes a marzo, el Presidente la atribuyó a los vaivenes derivados de los efectos de la llamada ley Guzmán (en referencia al exministro de Economía de Alberto Fernández), que “nos obligó a ir al Congreso a pedir autorización para aprobar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional cuando eso no ocurre en ningún país del mundo+, y a la acción de “políticos y economistas que generaron pánico e incertidumbre en la población+. Otras fuentes del Gobierno prefirieron ceñirse a cuestiones técnicas, al explicar que el elevado índice de precios de marzo se vio impactado por el incremento de productos estacionales, incluyendo la educación y ciertos alimentos, como el tomate y la lechuga, que, junto a la carne, incidieron para que el rubro de alimentos y bebidas creciera el 5,9%.

Una pregunta que muchos se formulan es si, en este contexto donde la inflación pareció tomarse revancha, era este el mejor momento para levantar el cepo cambiario. Alguna vez, el ministro de Economía, Luis Caputo, aseguró que, cuando se decidiera saliera del cepo, se iba a actuar con tanta responsabilidad que nadie debería sorprenderse de que el dólar, en lugar de subir, bajase. Desde este lunes, llegará la hora de la verdad. Hay quienes temen un fogonazo inflacionario como consecuencia de que no se espera que la línea de flotación del dólar vuelva a situarse por debajo de los 1074 pesos a los que cotizaba el dólar oficial mayorista con el que se beneficiaban los importadores. Milei, en cambio, asegura que no existe esa posibilidad por estrictas razones monetarias y confía en que se llegará a octubre con niveles de inflación cercanos al 1 por ciento.

Precio del dólar

Con la fijación de una banda cambiaria entre 1000 y 1400 pesos que se ajustará al 1% en forma mensual en la que se moverá el dólar, al menos hay una certeza para los próximos meses: el Banco Central tendrá suficientes municiones como para evitar que el billete estadounidense supere el valor máximo de aquella banda.

Analistas económicos también confían en que no se repetirán situaciones como las de esta última semana, cuando el Banco Central debió desprenderse de divisas a lo pavote solo el viernes debió vender más de 400 millones de dólares.

La gran duda es si el eventual aumento del dólar con respecto al pasado tipo de cambio oficial se trasladará a precios y en qué medida. Los más optimistas señalan que no será sencillo que esto ocurra en un momento como el actual, caracterizado por una caída en la confianza del consumidor. Más difícil será responder cómo pueden afectar los movimientos cambiarios, sumados al índice de inflación del 3,7% de marzo, a las negociaciones salariales