Ante el escenario que estamos observando en el cercano oriente, es útil recordar el pensamiento de uno de los mentores de Karol Wojtyla, mejor conocido como Juan Pablo II. Su inspirador fue un hombre sabio, un sastre, Jan Tyranowski, que en medio de los combates de la Polonia de 1939, invadida por los nazis, se encontró con el futuro Papa. Este iba corriendo por las calles de Cracovia en medio de un tiroteo y al verlo lo empujó hacia su sastrería.

-¿Qué crees que estás haciendo? preguntó el sastre. 
-Armando un ejército de resistencia contra los nazis. Respondió Karol.

Y el sastre replicó con vehemencia:
– ¡Sólo se ganará con amor! Si los enfrentamos con violencia, el mal volverá con otro nombre; concluyó el sastre.

Desde entonces Karol organizó un teatro clandestino para mantener viva la cultura polaca y se apartó de los jóvenes que tomaron las armas, de los cuales casi nadie quedó vivo para el final de la guerra, en 1945.

Eso lo marcó para toda la vida. Y, los soviéticos, que desde 1945 dominaron la nación eslava hasta 1989, no pudieron probar ni una sola palabra agresiva en la voz que surgía de los micrófonos implantados en los confesionarios del sacerdote Wojtyla.

El amor será su consigna. Por eso al recibir el disparo de parte de Mehmet Alí Agca, el 13 de mayo de 1981, exclamó:- ¿Por qué a mí?

El poder del amor
¿Cómo es posible que un hombre que solo sabe rezar y hablar de amor, haya sido tan influyente para terminar con la invasión comunista en Polonia?

¿Sirve aplicar la experiencia de los polacos al actual conflicto de Israel e Irán?

Debe definirse, ya sea con un alto el fuego o como una escalada a nivel total. La tercera opción, son enfrentamientos permanentes de desgaste que se prolongarán en el tiempo. No pueden convivir dos civilizaciones, cuyos líderes expresan como objetivo su exterminio mutuo. No solo es imposible la convivencia, sino que los condena a estar permanente en guerra. Algunos dicen que las religiones dividen. Y tienen parte de razón.

Tanto el cristianismo, como el islam y el judaísmo tienen su origen en Abraham. En este caso, se están enfrentando, para decirlo en términos religiosos, Irán por la parte islámica, aunque no estén todos; e Israel, que aunque su gobierno no se identifique totalmente con la religión hebrea de origen, tiene mucho de ella. Netanyahu citó la biblia en estos días para justificar su accionar.

Opino, que el primer ministro no representa la totalidad del pueblo hebreo a juzgar por las manifestaciones de protesta en su contra, pero lo votaron con mayorías al igual que los líderes de Gaza, Siria e Irán. Con estos líderes no hay perspectivas de paz en el corto plazo.

Shimon Peres impulsó acuerdos de paz
Un perfil de liderazgo totalmente distinto en el país hebreo, fue el de Shimon Peres, uno de los fundadores del Estado de Israel que impulsó acuerdos de paz en Oslo, con los palestinos en 1990. Ganó el Premio Nobel de la Paz por su acuerdo con Yasser Arafat. Más allá de los resultados, su objetivo era la paz. Netanyahu y Hamás se opusieron a los acuerdos.

Como creyente y convencido del bien de la educación católica incorporada a la vida, me atrevo a decir que el cristianismo tiene lo que Juan Pablo II se encargó de repetir tantas veces: Solo se ganará con amor.

Algunos de los lectores me dirá que los cristianos no damos testimonio de caridad en la vida privada y yo les responderé que es cierto en parte. En general no damos testimonio de amor pero hay muchos que sí lo dieron y dan.

Recordemos a la primer mujer docente universitaria Edith Stein y al Padre Maximiliano Kolbe, ambos ejecutados en los campos de concentración; al Padre Jerzy Popieluszko en Polonia, al Padre Óscar Arnulfo Romero en el Salvador, a Ceferino Namuncurá en la patagonia argentina, a Martin Luther King en Estados Unidos y saliendo de los cristianos, pero como gran admirador de Cristo, la figura de Mohandas Karamchand Gandhi en la India. Son muchos los seres humanos que han respondido al mal con amor y lo siguen haciendo. Opino que el mundo sigue girando en parte por el avance tecnológico y principalmente por la entrega incondicional de estos generosos personajes de la historia.

Cristo en el centro
Este análisis no tiene como objetivo llevar agua hacia el molino de las instituciones cristianas, católicas o hindúes. Es tratar de poner en el centro a Cristo como el Logos de la humanidad. Esa fe hace a las personas más realistas y felices, a pesar de las dificultades. Personas que si llegan convencidas a la vida pública pueden ser un punto de inflexión entre la guerra y la paz.

Es evidente la barbaridad de Hamas el 7 de octubre de 2023. A esta atrocidad, se le contraponen los brutales excesos del gobierno de Israel, por decirlo suavemente. Opino que con justicia al principio, Netanyahu respondió al ataque. Era difícil no hacerlo poniéndose en el pellejo de las víctimas de aquel nefasto día. Pero la escalada actual condena a ambas partes a un enfrentamiento que no sabemos dónde llegará.

  • Preguntas sin respuestas
    ¿Cuántos inocentes mueren todos los días? ¿Cuánto dinero gasta occidente en armas? ¿Cuántos kilómetros de túneles subterráneos había construido Hamás con fondos recibidos de la ONU, destinados a combatir el hambre? ¿Cuántos kilómetros de túneles ha construido Siria financiada por Corea del Norte? ¿Porque Hezbolá puso tropas de élite en el límite con el norte de Israel cuando la resolución 1701 del consejo de seguridad de la ONU lo prohibía? ¿Por qué los rebeldes hutíes bombardean los cargueros americanos que pasan por el canal Suez?

El pensamiento católico es cristiano porque precisamente se nutre de la gracia y la enseñanza de su Maestro, Jesucristo, el Señor de la historia, para el cual la no confrontación es la única que sana heridas y rencores. No es una negación inocente, es el perdón madurado y la aceptación compartida de los errores que causaron tanto dolor. De lo contrario, el verdadero espíritu cristiano se convierte en una teoría esteril. Entre los Santos hoy también está Juan Pablo II. Ellos, junto a muchos más, supieron y vivieron el verdadero sentido de la palabra amor.

Por el Prof. Alberto Escales