En algunas geografías, el transito de un año a otro, es festejado de forma sorprendente, colorida y singular, con matices culturales seculares, conjugados con religiosos y paganos, que arrancan de remotas épocas, agregándosele además, variados ingredientes producto de la historia de cada pueblo.

Si nos remitimos a los países de Centroamérica y a los del Área Andina, desde Colombia hasta Perú, nos encontramos con una manera particular de festejar la llegada de un nuevo año. Se trata de una verdadera fiesta popular, conocida comúnmente con el nombre de “añosviejos”. El principal componente de este festejo es la quema de muñecos o caretas, llamados justamente con este apelativo: “añosviejos”. Tales figuras o “monigotes”, como también se los llama, son verdaderas obras artesanales, construidos de cartón, rellenos de trapos o aserrín y petardos muy vistosos y coloridos, de un porte enorme. Es costumbre que días antes de la fiesta, se los venda en puestos emplazados sobre la vía pública, ofertándolos de manera muy pintoresca. Según la creencia estos muñecos se queman, porque representan de manera simbólica el año que se va, se piensa que el muñeco es portador de todos los males y circunstancias nefastas que ha tenido el tiempo que se marcha. Parece ser que esta particular usanza arranca desde los albores del cristianismo, cuando llegada la Semana Santa se quemaban representaciones de Judas. La costumbre se difundió a Latinoamérica, cambiándose la fecha al último día del año.

Otra tradición muy arraigada, sobretodo en Ecuador y Perú, son las llamadas “diabladas”, que coinciden con el festejo de año nuevo. Tal costumbre se realiza el primer día del año, prolongándose hasta el seis de enero. La tradición de las “diabladas” consiste en que millares de hombres se disfrazan de diablo, con atuendos muy coloridos, y bajan desde los principales barrios hacia las plazas principales, saltando, gruñendo y exhibiendo espectaculares máscaras. Dice la creencia que el que se disfraza de esta manera, tiene que bailar los doce años siguientes, sino “pasará las de Caín”; contrariamente cumplir con el rito le traerá dicha y buena fortuna.

Ritual en la ciudad de La Plata

Uno de los sitios de nuestro país donde el ritual de quemar muñecos para año nuevo se cumple con gran participación de la gente es en la ciudad de La Plata, capital de Buenos Aires. Las distintas barriadas preparan para estas fechas auténticas escenografías contando historias o refiriéndose a algún hecho en particular. A las doce de la noche en punto, cuando comienza el nuevo año, la gente se reúne en distintas esquinas para ver arder a los muñecos en una práctica que lleva años y que cada vez convoca a una mayor cantidad de personas.

Por Prof. Edmundo Jorge Delgado 
Magister en Historia