Esta edición número 63, de la Fiesta de la Tradición, nuevamente ratificó y volvió a destacarse por la puesta en valor de todo su multidimensional y poderoso contenido cultural y patriótico en el más prolifero de los sentidos. Pero también tuvo lugar el feliz acontecimiento con un valor agregado singular que vale la pena destacar. Esto es en razón de que ocurrió en el momento clave del remate del “Fogón de los Arrieros” y que le redundó hallar un insuperable corolario emocional a la magna ceremonia criolla.
En efecto, y, cuando don Mario Omar Echegaray, en su rol de maestro de ceremonia del Fogón, se aprestaba a cerrarlo normalmente desde el escenario, en su lugar y debido a la máxima temperatura de la emoción lograda, se desplazó o auto eyectó del mismo dirigiéndose, micrófono en mano, a encontrarse con la columna conducida por el General José de San Martín, que circulaba por frente del escenario Tito Capdevila.
Abrazo memorable
De esta manera lo que se apreció desde la posición del público es un abrazo memorable entre el maestro de ceremonia con los protagonistas de la columna de gauchos e indios que conducía el Padre de la Patria.
Fue un momento que encumbró el normal relato del Fogón de los Arrieros ampliando y nutriendo aún más el guión que articula el despliegue conceptual de este magno evento.
Si algo, digamos, sui generis, como lo referido debía ocurrir para enriquecer el mundo del arte escénico en general, en tanto variante generosa, fresca, sincera y espontánea en la expresión del sentimiento de la patria, ello debía ocurrir en el marco emocional que propician los contenidos culturales que ofrece la Fiesta de la Tradición.
Como ninguna crónica puede revivir ex post el rico sentimiento de los hechos artísticos ya consumados, como el que hubo la noche del sábado 16 de noviembre de 2024 en el Anfiteatro “Buenaventura Luna”, entonces, que valga esta crónica como el registro de un acontecimiento signado por la originalidad y novedad de un hecho excelso cultural.
El recorrido histórico de la Fiesta de la Tradición en cada nuevo envite en ejercicio, halla, originales modos de remozarse y actualizarse conforme a la fervorosa vivencia común del pueblo que le da soporte y respaldo tenazmente en su proyección existencial.
El Fogón de los Arrieros
El corolario señalado del Fogón de los Arrieros fue dotado de hermosura, en definitiva, porque, el maestro de la ceremonia, por virtud de su sensibilidad abierta a todos los flancos del evento, estuvo a la altura del inmenso pico que adoptó la pasión patriótica del suceso, abrazándose metafóricamente con los protagonistas de la gesta.
Y es que el recorrido histórico de la Fiesta de la Tradición en cada nuevo envite en ejercicio, halla, originales modos de remozarse y actualizarse conforme a la fervorosa vivencia común del pueblo que le da soporte y respaldo tenazmente en su proyección existencial.
De este modo nuevos motivos se van sumando para que cada espacio por presentarse aumente la expectativa por participar en vivo y en directo de esta suerte de misa laica de la patria que busca en su viaje por la temporalidad, ser una expresión mejor y más acabada de su idea esencial de patria y de unidad nacional.
“Gracias, totales”
En fin, vaya un “gracias, totales”a don Mario Omar Echegaray por la señera performance que registra cada año, en la activación del Fogón de los Arrieros, y, en general en la Fiesta de la Tradición, por la caracterizada experticia que pone en faena.
A su vez es propicia esta ocasión para marcar el reconocimiento merecido y parejo que le asiste a don Jorge Pascual Recabarren, quien obra en cada edición como un ya típico y eminente partenaire en la conducción de la Fiesta Nacional de la Tradición.
De este modo, el patrimonio histórico inmaterial de los maestros de la conducción y la recitación patriótica que le siguieron a Don Buena, como Carlos Mario “Pibo” Manrique, Sohar Aballay, Horacio Espejo, Tata Ahumada, el aparcero mayor de Cuyo don Jorge Darío Vence, quien, dicho sea de paso, el viernes 15 de noviembre de 2024, en la FNT, suministró otra clase magistral de su sublime autoría con la puesta en escena del “Romance de los Caballos”, y, tantos otros ,que están en el camino del afianzamiento profesional en este exigente arte de la articulación pública de la palabra homérica, está enaltecido apropiadamente y garantizado para los tiempo por venir.
Por el Dr. Mario Alfredo Luna
Abogado, Ex Pte. del Concejo Deliberante de Jáchal