La Argentina está envejeciendo. No se trata de un fenómeno aislado sino que se inscribe en una tendencia mundial: según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hace dos años los mayores de 65 años eran el 10% de la población mundial, y para 2050 se prevé que ese grupo etario sea equivalente al 16% del total de los seres humanos. Tampoco se trata de un fenómeno de último momento sino, justamente, de un destino que se construye a lo largo de los años y de las décadas.

Un informe recién publicado por el Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral revisa los últimos treinta años en la Argentina para dar cuenta de ese envejecimiento, vinculado a una mayor esperanza de vida pero también a que cae la cantidad de hijos que, en promedio, tiene una mujer a la vez que se retrasa el momento de la maternidad.

La investigación a la que tuvo acceso Infobae y cuya publicación coincide con el Día Internacional de las Familias declarado en 1993 por la ONU para que se conmemore cada 15 de mayo asegura que la tasa de fecundidad en nuestro país cayó notoriamente en lo que va del siglo XXI. Mientras que en 2001 se estimaban 2,1 hijos por mujer, el último censo, llevado a cabo en 2022, determinó que esa tasa se retrotrajo a 1,4 hijos por mujer. Se trata, sin duda, de una muestra contundente de que la pirámide poblacional se achica en su base, la de las personas más jóvenes.

Antes incluso de que se llevara a cabo el último censo, hacia 2018, la Comisión Económica para América latina y el Caribe (CEPAL) ubicó a la Argentina como un país “en una etapa de envejecimiento moderadamente avanzada”. Es sobre esa base que ahora se conocen datos más recientes sobre, por ejemplo, el descenso de la tasa de fecundidad.

La edad mediana

Pero hay más datos del informe producido por la Universidad Austral que, por otras vías, también dan cuenta del envejecimiento de la población argentina. Uno de ellos, bien visible, es que hace treinta años la edad mediana de los argentinos era justamente 30, mientras que en 2022 fue de 32. Parece una pequeña diferencia pero marca una tendencia. Algunos lugares registran una edad mediana todavía más alta y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires encabeza ese ranking: en la metrópoli la edad mediana es de 39 años. Se trata de un rasgo que caracteriza a muchas metrópolis que protagonizan el envejecimiento global.

La baja de la tasa de fecundidad puede generar, en el mediano y largo plazo, que la pirámide poblacional se siga achicando en su base. Entre el censo de 1991 y el de 2010, entre los grupos etarios más jóvenes, hubo una reducción. Esa población se mantuvo estable entre 2010 y 2022 pero sólo a futuro podrá medirse el impacto de que las mujeres tengan menos hijos que hace algunas décadas.

A la vez, y esta tendencia también es parte del envejecimiento de la población, se demora el momento en que las mujeres empiezan a transitar la maternidad.

La postergación de la maternidad es, en la Argentina, un hecho verificable en las estadísticas. A la vez, según datos históricos del Ministerio de Salud de la Nación, entre los años 1994 y 2023 creció la maternidad en mujeres que tienen de 35 a 39 años y también entre las que tienen de 40 a 44 años.

Otra estadística que da cuenta de este proceso es que hace treinta años había 29 personas de 65 años o más por cada cien personas de 0 a 14 años, mientras que ahora esa proporción se elevó notoriamente: hay 53 personas de 65 o más por cada 100 personas de 0 a 14. En Buenos Aires, el 21,7% de la población tiene 65 años o más.

¿Qué se puede esperar en los próximos años? Que la tendencia se confirme e incluso se profundice. Se espera que hacia 2050 no menos del 20% de los argentinos tengan 65 años o más, lo que para 2037 ya podría decretar a la nuestra como una economía envejecida.

Por Julieta Roffo