Muchas veces he escuchado la frase “La filosofía, en este momento, es más necesaria que nunca”. Lo cierto es que no sé si existe ese momento tan trágico e indispensable como quienes afirman esto. Recientemente, he navegado por algunas redes sociales y noto cómo los motores de búsqueda y las inteligencias artificiales, que gestionan gran parte de lo que se muestra, insisten en ofrecerme una y otra vez los mismos temas que una vez busqué. Confieso que me he sentido “condenado” a ver repetidamente contenido similar a mis preferencias y búsquedas. Desde esta pequeña experiencia, le concedo cierta razón a la frase o pregunta que plantea este artículo.

Es posible que el contenido de la información y nuestras preferencias se vean cada vez más sesgadas, y creo que aquí la filosofía podría ayudarnos a ser críticos con nosotros mismos, evitando caer en la trampa informativa de las redes y las inteligencias artificiales actuales. La filosofía no es un arte perdido; puede ser un soplo de aire fresco ante el hastío o el cansancio de un mundo que navega entre la incertidumbre, la complejidad, y también el consumo y la hiper información. Es cierto que estamos atrapados en la vorágine tecnológica y la inmediatez del presente, y es en este contexto donde la filosofía puede ayudarnos a adquirir estrategias o capacidades que nos permitan posicionarnos en otro tiempo, en otro clima, donde la pregunta guíe por un instante nuestras vidas, y no la incesante lista de actividades y la sobrecarga de información que creemos que debemos saber.

Hoy en día, contamos con filósofos que nos ayudan a repensar aspectos cotidianos de nuestra vida y existencia. Sus lecturas o frases pueden inspirar nuevas temáticas y búsquedas en nuestras vidas, saturadas de información, pero sorprendentemente homogéneas en cuanto a gustos. Un ejemplo de ello son pensadores como María Zambrano, Byung-Chul Han y Slavoj iek, quienes han sabido adaptar la reflexión para enfrentar los desafíos del presente. Desde sus diferentes enfoques, estos filósofos nos invitan a redescubrir nuestra relación con el mundo, nuestras estructuras sociales y nuestras subjetividades. Por ejemplo, María Zambrano filósofa española, entendía la filosofía como un camino que orienta y da sentido a la existencia. Integraba la reflexión filosófica en la vida cotidiana, permitiendo ordenar nuestras experiencias más profundas. Por su parte, Byung-Chul Han es conocido por su crítica a la sociedad contemporánea y por examinar cómo las presiones modernas afectan nuestro bienestar psicológico y social. Finalmente, Slavoj iek, filósofo esloveno, destaca por su estilo provocador y su habilidad para conectar teoría y eventos actuales para comprender las instituciones y la política.

Estos filósofos contemporáneos demuestran que la filosofía sigue siendo esencial para comprender y enfrentar los desafíos actuales. En una época en la que la rapidez y la tecnología de la información parecen dominarnos, leer y reflexionar junto a estos pensadores puede ampliar nuestra perspectiva y beneficiarnos como sociedad. La filosofía, lejos de ser un lujo innecesario, es una necesidad para construir un futuro más reflexivo, inclusivo y justo.

Por Jorge Ernesto Bernat
Prof. y Licenciado en Filosofía