Soy antiguo vecino de Concepción, de familias de profundas raíces católicas y casi todos miembros de la ex familia parroquial, que casi era considerada “la familia” de la Virgen. Han pasados los años y lo mejor de estas fiestas se ha perdido. Hoy recordamos con nostalgia aquellos tiempos de antaño cómo se celebraba este día tan especial del 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción de María.; como también los días previos de la Novena.
Es que desde hace unos veinte años a esta parte vimos como de a poco, los distintos gobiernos han deteriorado y desvalorizado estas celebraciones populares enmarcadas en la fe cristiana. Sin embargo, aún quedan muchos que pueden testificar las emocionantes celebraciones con las que se rendía homenaje a la madre de Dios. Por eso comparto estos recuerdos que vienen a mi memoria y que me hacen feliz:
La fiesta en el Pueblo Viejo
Eran tiempos en que toda la familia parroquial, como así todos los vecinos del “Pueblo Viejo”, nos preparábamos para cuando llegara “la Fiesta de la Virgen”. Hacer que la provincia viviera con fe y alegría esta conmemoración religiosa, social y cultural. Recuerdo con nostalgia la alegría de la novena, que empezaba el 29 de noviembre y terminaba el mismo 8 de diciembre, con la solemne precesión, en donde la imagen de la Virgen, rodeada de niños, ataviados con vestiduras blancas con alitas eran llamados “los angelitos”, que estaban alrededor de la imagen de la Virgen, todo engalanado con telas de color blanco. Además de miles de flores alrededor del carruaje que recorría las calles de Concepción.
Recuerdo que nos visitaban los Santos Patronos de las iglesias o templos vecinos cada noche, que con bombas y vítores, recibíamos en horas de la novena.
Recordando a los seres queridos
La Misa siempre se ofrecía en acción de gracias, por los difuntos, lo que se llama en estos tiempos misas comunitarias. Esta misa se transmitía a la comunidad por altoparlantes colocados en los cercanías de la iglesia.
La fiesta que como centro era venerar a la Virgen, también se extendía a la plaza Juan Jufré, como a los templos vecinos y a los paseos que realizaba la imagen de la Virgen para visitar a todos los vecinos y fieles, católicos y no católicos de todo Concepción, la que era reciba con alegría, respeto y recogimiento cristiano.
Eran cientos de niños que recibían su primera comunión, que orgullosos lucían sus trajes los varones como sus vestidos blancos las niñas, en un inmaculado color blanco que se asemejaba a los ángeles.
Muchos fotógrafos, padres, abuelos, padrinos y fieles a templo lleno en la novena, se recreaban con estos angelicales niños de almas puras, que con cánticos, luces y muchas flores, emocionaban a todos los que a la Virgen visitaban. Terminaba los ritos de la novena y comenzaban las kermeses en la plaza, ofreciendo de todo, comidas regalos, juegos, etc. Todo a cargo de la familia parroquial, señoras de la AMAC, jóvenes, hombres, que hacían lo imposible para recaudar fondos para continuar con la obra del templo, que hoy vemos casi terminada.
Todo el mundo escuchaba y participaba en la misa de la novena, pues en una red de altoparlantes instalados en las calles, sonaba la alegría que noche a noche de los festejos esperábamos el día 8.
En estos últimos años ya no se decoran y embellecen las casas como en tiempos pasados para cuando la Virgen pasara, orgullosa de su pueblo, y nos dejara su bendición.
El 8 de diciembre también, como en la actualidad, era feriado nacional, y toda la provincia festejaba en el Pueblo Viejo: “La Fiesta de la Virgen”.