La seguridad alimentaria, la eficiencia en la cadena de valor para evitar el desperdicio y la demanda de calidad de los mercados internacionales siempre han sido puntos clave en la industria agroalimentaria. Para ofrecer valor agregado, en cumplimiento con altos estándares mencionados, la trazabilidad ha ido evolucionando junto a la tecnología agrícola, para ofrecer robustez a toda la cadena.

El código de barras fue el precursor de la trazabilidad, en Argentina y en el mundo. Este sistema de identificación permitió diferenciar los lotes, su origen por productor, empresa y país, en los mercados. Por primera vez, las cadenas de valor de la carne, los lácteos y el agro contaron con un seguimiento individualizado de los productos, que era imposible realizar de forma manual con el volumen necesario.

Esto se potenció con la creación del SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria), en 1996, para dar respuesta a la necesidad de mejorar los estándares de exportación en un marco de aumento de las regulaciones internacionales.

Etiquetas electrónicas
La Identificación por Radiofrecuencia (RFID) fue otro de los desarrollos que, a partir de 2010, agilizó y modernizó la capacidad de ofrecer información en cada paquete, con la aplicación de etiquetas electrónicas. Asimismo, consolidó el desarrollo de una base de datos centralizada, para un seguimiento en tiempo real de la cadena de suministro. Fue el primer paso para la digitalización en la tecnología de trazabilidad que, pocos años después, evolucionaría con la implementación de Blockchain para el registro de indicadores ambientales ligados a cada lote, y su acceso por medio de códigos QR directo del paquete.

“Hoy, cada vez más productores locales aplican la tecnología de trazabilidad con Blockchain en su producción agrícola, posicionándose de forma privilegiada y positiva frente a los mercados más exigentes”, indica Matías O’Keefe, Co-Founder & CTO de ucrop.it, plataforma argentina de trazabilidad, líder en LATAM.

Al igual que las primeras soluciones de trazabilidad, vuelve a cambiar las reglas de juego en la comercialización, poniendo al consumidor final en un lugar privilegiado al ofrecer información certera y verificable del campo a la mesa. “La trazabilidad con Blockchain eleva la transparencia y confianza en nuestras materias primas en el mundo, promoviendo una cadena de valor agroalimentaria robusta y beneficiosa para todos los actores de la industria, incluyendo al consumidor final como parte esencial de esta transformación hacia una agricultura sustentable.

Hasta aquí, las tecnologías de trazabilidad hacían foco en atributos físicos de los productos, en cosas que se veían, palpaban, eran tangibles e inherentes a lo físico mayormente. Calidad, volúmenes, compuestos, temperaturas, humedad, niveles de proteína, entre otras condiciones conocidas.

¿Qué sucede cuando el valor agregado comienza a ser la forma, los orígenes o manejos de producción?, que tienen resultados de impacto invisibles al ojo humano, pero muy reales en las consecuencias del medio ambiente?

Tecnología de trazabilidad
Por su condición de agroexportador, Argentina siempre fue un país pionero en adaptarse a los requerimientos internacionales de trazabilidad a lo largo de la historia. Hoy, cada vez más productores locales aplican la tecnología de trazabilidad con Blockchain en su producción agrícola, posicionándose de forma privilegiada y positiva frente a los mercados más exigentes.

El gran salto de la tecnología de trazabilidad actual es transportar valor agregado en la certeza de impacto ambiental positivo, verificado, de los productos agrícolas a escala global, en línea con un consumidor que busca productos sostenibles y amigables con el ambiente.

Un producto etiquetado sustentable rota 3 veces más rápido que uno convencional; el 55% de los consumidores estarán dispuestos a pagar más por productos verificados sustentables y 86% a evitar premiar con su compra productos de compañías que no tengan un compromiso sustentable detrás.

El consumidor está cambiando y, así como exige calidad, precio, prestaciones, comienza a exigir sustentabilidad como atributo de los productos.

Por Mauro y Asociados