Existen variadas expresiones folclóricas musicales que hacen referencia a sucesos de índole épica que acontecieron en nuestro pasado histórico. Un ejemplo característico en la temática es nuestra conocida y antigua “Zamba de Vargas” o “Zambas de Pozo de Vargas”. La nombrada pieza melódica recuerda una de las mas feroces batallas de nuestras luchas civiles que se libro el 10 de abril de 1867 en el sitio denominado “Pozo de Vargas”, ubicado en las proximidades de la capital riojana. En la heroica cruzada se enfrentaron las fuerzas del coronel Felipe Varela -último baluarte de las montoneras- contra el ejército del general Antonino Taboada.
Los historiadores relatan que el entonces presidente Bartolomé Mitre dispuso que el Ejército del Norte al mando del nombrado general se trasladen desde Santiago del Estero a La Rioja para avasallar las huestes conducidas por el bravo caudillo, el cual venía cumpliendo una campaña gloriosa.
A mediodía de aquel 10 de abril “cuando un bochorno abrasador ahogaba la tropas de ambos ejércitos, se libraba la batalla mas singular y cruenta en el lugar denominado Pozo de Vargas, donde fue derrotado Varela”. Lo portentoso de este combate según lo reseñan la tradición y las crónicas de la época es que cuando la capitulación de Taboada era próxima, su subalterno, el sargento Brizuela “ordeno a la banda de música que pertenecía a la tercera compañía de infantería de la provincia de Catamarca, tocar una zamba, la que llevaba en sus notas una honda emotividad, que les dio suficiente vigor para proseguir con mas furia la lucha contra las fuerzas de Varela”. Así lo dice una de sus coplas: “…y ahí no mas a la banda la vieja zamba mando a tocar….”.
De este episodio un protagonista cuenta que el general Taboada mando a Brizuela a disparar un cañón, arma de la que carecían. Es entonces cuando el sargento ordenó a su banda de música que tocara, y esta entonó una zamba llamada a la sazón “Zamba de Vargas”.
Los especialistas han recopilado un sinnúmero de versiones de la misma, algunas riojanas, otras catamarqueñas, santiagueñas, jujeñas, tucumanas o salteñas. Unas recuerdan a personajes tales como Severo Chumbita, Sebastián Elizondo o nuestro legendario Santos Guayama.
Por el Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magister en Historia